domingo, 30 de julio de 2000

México creo en tí - Del porqué el PRI perdió las elecciones

Las siguientes reflexiones las escribí en 1995 a propósito de las fiestas patrias, solo para mis ojos, hoy me parece que explican porqué el PRI, a la postre perdió las elecciones:

México creo en ti: Esta frase, que en nuestra niñez demandaba el mayor de los esfuerzos para construirnos un futuro promisorio, el día de hoy no tiene mayor sentido.

¿Cuál es el México en el que debemos de creer ?

¿En el México de los privilegiados?, ¿en el México de la pobreza extrema y la ignorancia?, ¿en el México de una clase media endeudada, en peligro de extinción sumisa y temerosa?, ¿en el México de las “privatizaciones”?, ¿en el México que nos pinto Salinas?, ¿en el México de la corrupción generalizada, el narcotráfico y la violencia?.... realmente no encuentro un México en el cual creer.

Tendríamos que regresar a lo básico, darle plena vigencia a los principios fundamentales que hasta hoy solo han sido teoría pisoteada una y mil veces: Democracia, Federalismo, Municipio Libre, Derechos Humanos, Estado de Derecho...., banderas que han sido retomadas solo cada 6 años, promesas incumplidas una y otra vez que han tornado a un pueblo decidido y solidario que en 1938 se unió entorno a un líder, su presidente, el Gral. Lázaro Cárdenas, en un pueblo que ya no cree en nada. Golpe tras golpe, la roca de la credibilidad del pueblo y la fe en las instituciones republicanas ha sido desmenuzado. El daño esta hecho y aún con las mejores intenciones repararlo será una labor muy, pero muy difícil.

Pudiera ser que el Presidente Zedillo fuera el líder que buscamos, pudiera ser que su visión del México del futuro fuera la correcta, pudiera ser que su honestidad fuera real...pero aun así le haría falta para superar la crisis, aquel pueblo decidido y solidario que en 1938 se unió en torno a su líder.

En estas fiestas patrias cabria la reflexión...,

¿Qué es más importante controlar las variables macro económicas ó recuperar la fe que el pueblo ha perdido?.

¿Como debería el gobierno hablarle al pueblo de México? ¿en términos de balanza comercial, tasas de interés, UDI´s, ADE, etc..? ó ¿con hechos satisfaciendo el anhelo de justicia metiendo a la cárcel a los que si dispusieron y siguen disponiendo del patrimonio del pueblo?.

Debe mostrarse en los hechos, la voluntad política de llegar hasta las últimas consecuencias y cumplir fielmente, transparentemente lo que solo hasta ahora ha sido teoría: Democracia, Federalismo, Municipio Libre, Derechos Humanos, Estado de Derecho.... Y entonces, solo entonces, se podría decir de nuevo: México creo en ti.

¿Tan mal están las cosas?, ¿Realmente nosotros pueblo, nos sentimos así de decepcionados?.

Si es así, creo que no es del verdadero México del que he estado hablando, si no de los síntomas de la enfermedad causada por sistema corrupto que ya no funciona.... y que solo con el diálogo, la concertación y el esfuerzo sostenido y honesto de la sociedad en su conjunto: gobernantes y gobernados podremos superar. Este barco es nuestro barco, y esta haciendo agua, y si bien es importante castigar a los culpables no podemos perder mucho el tiempo en eso antes de tapar los agujeros. Solo esperemos que este capitán no nos falle.... como cada seis años.

jueves, 13 de julio de 2000

No nos falles - Sobre la conciencia de nuestra responsabilidad ante el cambio

El primer resultado del 2 de julio es el hecho de un país dividido en vencedores, vencidos y aquellos que, agotada la confianza en las instituciones, decidieron mantenerse al margen de un proceso que anticipaba para ellos - con fundadas razones históricas - “mas de lo mismo”.

El hecho es que estamos aquí y ahora con un Vicente Fox – formalidades aparte – ya presidente electo, que enfrenta en primerísima instancia el gran reto de la reconciliación nacional para que a partir de ello se pueda realizar el cambio anhelado por todos nosotros.

Sin embargo el escenario actual no es halagüeño para este propósito: los vencidos, que con madurez deberían asumir el nuevo y fundamental papel de una oposición digna dentro la política nacional, se encuentran enfrascados en una trágica contienda por el control del los restos de su amarga derrota de la cual, al igual que el dos de julio, no saldrán vencedores y solo provocarán, aún mas, la división de su partido y por que no, su extinción.

Por el otro lado, los vencedores, aquellos promotores del cambio, que con el grito “no nos falles” evidenciaron la inconciencia de su responsabilidad por la voluntad que manifestaron en las urnas, descargan en Vicente Fox todo el peso del futuro de nuestro país.

En suma ni Tirios ni Troyanos parecieran comprender la magnitud de lo que TODOS hemos provocado.

El dos de julio de 2000 los votantes manifestaron su voluntad, les fue reconocida y esto por si solo constituye ya un hito en la historia de nuestro país sin embargo nada ha cambiado y nada cambiará en el sentido de nuestras esperanzas, si no asumimos la actitud que permita a México, al margen de los intereses de los grupos en pugna, obtener la mejor de las experiencias.

La transformación deseada no será nada sencilla, hasta hoy el sistema imponía sus decisiones al margen de lo que nosotros, el pueblo, pudiéramos o no pensar. A eso nos hemos acostumbrado: a no tomar decisiones y a no participar.

Hoy todo deberá ser diferente si realmente deseamos convertir nuestro voto en un acto responsable que nos conduzca al país que todos anhelamos.

El PRI en este momento de dura prueba debería con madurez buscar un fuerte y transparente liderazgo de transición que conduzca la profunda y necesaria reflexión - sobre las causas del hecho consumado de su derrota - a partir de la cual pueda hacerse efectivo el “nuevo PRI”, pregonado en la campaña de Francisco Labastida, que se convierta en el contrapeso crítico, proactivo y coadyuvante que el futuro gobierno requiere.

Los que votaron por Vicente Fox – no necesariamente los panistas – deberían cambiar el grito aquel de “no nos falles” por el de “no te fallaremos” y empezar a participar “hoy” promoviendo el cambio de actitud hacia una ciudadanía participativa con conciencia plena de su corresponsabilidad en el cambio. El voto ahora hay que respaldarlo en lo hechos.