viernes, 11 de mayo de 2001

El debate sobre el Zapatismo

El debate del Zapatismo no es de ninguna manera trivial.

Los hechos de la marginación, la pobreza extrema, la exclusión y el olvido están ahí y no solo para los indígenas si no para muchos millones de todos nosotros.

México, con el fenómeno del Zapatismo, enfrenta a una situación inédita y no sabe que actitud tomar. Y no solo es el Zapatismo, también son todos los hechos y expectativas que se derivan de un 2 de julio de 2000 histórico. Todo eso unido; difícil, complicado, incomprensible, constituye la circunstancia que todos estamos en camino de resolver.

Los hechos están ahí, e insisto, no los podremos cambiar por más que queramos. La pregunta es ¿los entendemos?. A la luz de las actitudes observadas en todos y cada uno de los actores principales me parece que no.

Partiendo de que todo hasta ahora es inédito no tenemos la referencia en la cuál apoyarnos, no hay una situación parecida en nuestra experiencia que nos ayude, estamos solos frente a un todo problemático que no entendemos y sobre el cuál tenemos que decidir.

Cuando no hay experiencias previas, cuando no entendemos el propósito del todo, lo normal es desmenuzar los problemas enfatizando en el análisis de la forma en el contexto de actitudes plenas de prejuicios, resentimientos ancestrales, desconfianza, etcétera que podemos resumir en una sola palabra: temor.

Entendido esto habría que reflexionar primero sobre los temores de todos y buscar la cura, solo entonces podremos abordar con objetividad la problemática y elegir el mejor de los caminos para México, que no será necesariamente el mejor para cada uno de todos nosotros. Así preguntaría:

¿Cuál es temor de Marcos? ¿Cuál el de los legisladores de uno u otro bando? ¿Cuál es el temor de Fox? ¿Cuáles son nuestros propios temores? Habría que conocerlos hacerlos explícitos para descartarlos y enfrentar el reto de decidir por México.

martes, 8 de mayo de 2001

LA receta que nos indigestó

Dos palabras clave: incertidumbre y evasión:

La primera de ellas; - evidenciada en la continua crisis sufrida por la inmensa mayoría de los contribuyentes que no conocen de indicadores macroeconómicos sino de dinero en la bolsa y expectativas firmes de un futuro plausible; - ha provocado la pérdida de confianza en las instituciones y la pérdida de confianza en el liderazgo que durante muchos años, muchísimos diría yo, se ha ejercido por la vía del autoritarismo y la coerción.

Esto conduce a la segunda de las palabras claves: la evasión, mal sistémico, “justificación” de un sistema impositivo complicado donde satisfacer a “Lolita” es tarea casi imposible, plagado de controles que vía el miedo a “Dolores” busca a toda costa evitar la evasión provocando el resentimiento de los causantes.

Miedo, resentimiento, pérdida de confianza en las instituciones, liderazgo excluyente y coercitivo se constituyen así en los ingredientes principalísimos de una receta que explica la actitud de los causantes no cautivos –los cautivos... amolados están- de aplicar año con año, miscelánea tras miscelánea fiscal, todo su ingenio en la búsqueda de opciones para pagar lo mínimo indispensable o nada si es posible.

Los impuestos a nadie gustan – y como dijo Don Teofilito: ni gustarán– menos aún obligados, como hemos estado, a comer de continuo una receta cuyos ingredientes provocaron la indigestión generalizada y los resultados del pasado dos de julio.

Impuestos como la tenencia que permanece no obstante que se declaró como temporal a la luz del justificado esfuerzo de organizar las olimpiadas del 68, el de la mosca pinta ¿recuerdan? que se volvió negra de tanto que fue cuestionado, el dos por ciento al activo de las empresas, ahora el del RENAVE que por más que se le quiera buscar, es impuesto, y tiene escasa o ninguna justificación y que felizmente ha encontrado una firme y creciente oposición.

Nuestro sistema impositivo actual está basado en la desconfianza, de ahí “Dolores”, el terrorismo fiscal y la “necesidad” de sufragar el excesivo gasto de la burocracia y no precisamente en obras de infraestructura y servicios. Sistema impositivo que antes que promover e incentivar el desarrollo personal y de las empresas, castiga y desmotiva el progreso.

Si te mantienes aún a costa de pérdidas ¡ palo ! ahí tienes el dos por ciento al activo, si logras la solvencia para comprar un vehículo también ¡ palo ! con el impuesto sobre automóviles nuevos por mencionar solo unos cuantos.

El sistema tributario debería ser al revés: justificado por la certidumbre y los resultados del gobierno, sustentado en la confianza en los contribuyentes, equitativo y con mecanismos que privilegien y reconozcan al esfuerzo por producir y desarrollarse. La reforma es urgente, pero no solo del sistema tributario.

domingo, 11 de marzo de 2001

El PAN y los amigos de Fox

El profundo resentimiento hacia la elite excluyente qué solo consideró al pueblo en época de elecciones para el mero tramite de “validar” su permanencia en el poder y la imagen de un líder que se percibe como capaz de conducir a la nación por el camino del éxito, fueron los dos factores críticos del éxito principales de Vicente Fox en las pasadas elecciones.

Un candidato electo que condujo con tenacidad y capacidad de organización a un equipo de trabajo que, en ocasiones, aún a pesar del partido que formalizó su candidatura y de los enormes recursos de su competencia, logró consolidar el triunfo en las urnas el pasado dos de julio.

Sin embargo hoy se observan síntomas preocupantes que requieren del candidato electo un discurso claro, preciso y que no deje lugar a dudas sobre la futura participación y espacios políticos de los actores que contribuyeron al éxito.

Es un hecho que los “Amigos de Fox”, y muchos de los que aportaron al triunfo su voto, en su gran mayoría están al margen de la organización formal y de la militancia histórica del Partido de Acción Nacional y esto necesariamente debe de resolverse.

No es concebible que los actores principales estén ya enfrascados en una lucha por posiciones antes que iniciar el esfuerzo necesario para agregar a la actual militancia formal del PAN a todos aquellos que contribuyeron de una forma u otra al triunfo de Vicente y que hoy permanecen al margen de ese instituto político. Es imperativo buscar entonces los mecanismos que den lugar a los espacios para la participación.
Mecanismos que deben romper los viejos paradigmas que otorgan a la vieja militancia prebendas que en el nuevo contexto ya no deben permitirse. El Partido de Acción Nacional y los Amigos de Fox deben tomar conciencia de la imperiosa necesidad de que, independientemente del amor a las respectivas camisetas, estas deben guardarse en el baúl de los recuerdo y vestir ahora una nueva que se constituya en la militancia proactiva y coadyuvante que requiere el futuro gobierno.

jueves, 11 de enero de 2001

La confianza para el futuro gobierno

Comunicación, colaboración, coordinación y confianza en el liderazgo son los factores claves de éxito que deben estar presentes para garantizar la buena marcha de cualquier proyecto. La tripulación de un barco que no se comunica, que no colabora, que no se coordina y que menos aun confía en su capitán, jamás superará la tormenta ni llegará a puerto seguro.

¿Hasta donde, estos ingredientes primordiales, nutrientes básicos, forman parte de la dieta del pueblo de México y naturalmente, de nuestros gobernantes?

Sobre la confianza no hay mucho que decir, los resultados de las pasadas elecciones son más que evidentes, con solo ese ejemplo basta, es un hecho: La gran mayoría de los mexicanos evidenciaron su desconfianza y repudio a un sistema agotado por la vía de la de la pobreza, la incertidumbre y la corrupción. No hay que decir más.

Ahora bien, ¿realmente los grandes actores de la vida nacional se comunican? ¿conoce el pueblo el rumbo? ¿conocen nuestros gobernantes las aspiraciones del común de los ciudadanos y trabajan por ello? ¿ha dialogado el gobierno con los partidos políticos, con sus gobernados? No veo como podamos contabilizar muchos puntos a favor de la comunicación. Ejemplos de la soberbia del poderoso manifestada en el desprecio al diálogo y al consenso existen muchos, muchísimos, en la vida nacional.

Ante las desgracias, como nación, hemos dado muestras ejemplo de solidaridad y apoyo, pero.. ¿en el día a día? ... ¿colaboramos realmente como padres, hijos, empleados, ciudadanos, vecinos mas allá de lo mínimo indispensable? ¿Cuántos de nosotros hemos hecho caso a las peticiones de apoyo a la limpieza de nuestras ciudades, a no desperdiciar el agua, a denunciar los atropellos, a participar en proyectos comunitarios, a alfabetizar?, vamos, ¡tan solo a barrer el frente de nuestras casas! por mencionar solo algunos ejemplos cotidianos.

Quien no cumple sus compromisos que, ¡ojo!, se requieren a su vez para que otro cumpla con los suyos, no puede presumir que aporta algo al esfuerzo de coordinación. ¿Cuántos ejemplos de proyectos fuera de programa porque alguien no cumplió? ¿Cuántas obras inconclusas e incluso inútiles por falta de coordinación? Coordinarse, organizarse para el trabajo, cumplir con los compromisos es otro tema en el que tenemos mucho que trabajar.

Así el gran reto que enfrentará el futuro gobierno será proveer en cantidad suficiente estos nutrientes principalísimos al pueblo de México. Vicente Fox tiene ya un voto de confianza, pero hasta hoy es solo eso, un voto, que debe convertir en confianza plena de la ciudadanía en su liderazgo.

Con el pueblo deberá el nuevo gobierno establecer un diálogo permanente. Al pueblo se deberá motivar al compromiso y la colaboración.

Esto solo será posible solo con el ejemplo del compromiso, colaboración y transparencia de Vicente Fox y sus colaboradores. El éxito de la encomienda depende de ello.