miércoles, 28 de febrero de 2007

Una nueva administración, 2a parte

En mi nota anterior sobre el tema comenté que las distintas actitudes y enfoques de los funcionarios nuevos y heredados en los cambios de administración en la administración pública dificultan la integración de equipos de trabajo efectivos y que las consecuencias son frustración y desconfianza para unos; el temor y resentimiento para otros; y para la organización el incumplimiento de sus objetivos.

También comenté que para solventar esta problemática; tanto los nuevos, como los viejos, tendrían que hacerse de buenas dosis de humildad y voluntad; humildad para reconocer las fortalezas y debilidades tanto propias como ajenas como voluntad para no caer en la frustración y el resentimiento.

Quedaron pendientes las recomendaciones del estudio en que se basó la nota y ahí van…

Cada caso es diferente en función del estilo de liderazgo de la nueva administración así como de la madurez, grado de desarrollo y prácticas de la cultura organizacional a donde arriba; siendo así, se requiere un análisis sobre las circunstancias particulares para poder diseñar una receta a la medida de la situación.

Sin embargo, se podrían establecer medidas preventivas que atenúen el impacto del cambio, en mi opinión:

Limitar el número de colaboradores que un nuevo funcionario puede sustituir en el primer año de su administración.

Para un nuevo funcionario es un derecho trabajar con gente de su confianza como también es un derecho de los funcionarios heredados conservar e incluso mejorar su posición.

Los funcionarios heredados que de entrada no fueran removidos tendrían la oportunidad mostrar sus capacidades a la nueva administración y esta de asimilar su experiencia así como también, la nueva administración, que reflexionar seriamente en las competencias y desempeño del equipo de trabajo heredado antes de decidir quien permanecerá en el periodo de transición.

Un ejercicio de planeación debe ser obligado al inicio de una nueva administración.

Los planes y programas de trabajo de la administración saliente deben ser evaluados rigurosamente y su cancelación plenamente justificada. Las iniciativas nuevas deben fundamentarse en los resultados de la planeación con objetivos estratégicos que excedan al menos en un periodo a la nueva administración.

Esto reduciría la ansiedad por los resultados inmediatos y las iniciativas “de ocurrencia”
Practicar la “Administración del cambio”

La Administración del Cambio tiene como propósito facilitar y asegurar el éxito de la transición en lo que tiene que ver con involucrar y comprometer al personal afectado. Se enfoca en la comunicación, la motivación y el facultamiento del personal.

Para cualquier organización el recurso más preciado es el Ser Humano; la administración del cambio, hace del Ser su eje para lograr la colaboración, y el compromiso de todos, nuevos y viejos para alcanzar los objetivos.

Al final del día todo se reduce; para los nuevos a reconocer que antes no todo estuvo mal hecho y que en los funcionarios heredados existe experiencia y competencias que deben aprovecharse; y para los viejos, que los nuevos tienen que aportar y que no tienen la culpa de llegar a donde han llegado; ¿Algún viejo rechazaría una buena posición que le ofrecieran? ¡Definitivamente no!

martes, 27 de febrero de 2007

Cambio de administración, acción y reacción

Cada seis años los nuevos funcionarios y aquellos heredados de administraciones anteriores en la Administración Pública Federal enfrentan el reto de superar actitudes y enfoques diferentes para que se pueda dar liderazgo efectivo.

Los nuevos funcionarios asumen sus encargos con el deseo –ansiedad- de trascender a través de la transformación de sus áreas de responsabilidad en un tiempo finito; seis años si acaso, no más.

Los funcionarios heredados por su parte buscan en primera instancia sobrevivir al cambio a través de la cautela apalancados con un mayor conocimiento del contexto en el que han operado los últimos años.

Para la nueva administración, los resultados rápidos son una prioridad en tanto que para los heredados los plazos se perciben de manera diferente. Así, se emprenden las nuevas iniciativas sin que se prevean mayores problemas; no obstante, los obstáculos se presentan y se multiplican, los programas no se cumplen y al final del día la desconfianza y la frustración se instalan en la nueva administración.

¿Son reales los problemas? ¿Me estarán diciendo la verdad? ¡Una empresa no puede sobrevivir así! Son las preocupaciones cotidianas del nuevo funcionario que cada vez más se tiene que involucrar en cuestiones operativas para discernir lo falso de lo verdadero.

Por su parte, algunos de los heredados, aún deseando colaborar, temerán decir lo que realmente piensan de tales iniciativas -¡no se les tache de negativos!- y asumen una actitud de cautela en pos de sobrevivir minimizando riesgos; otros heredados, en el peor de los casos, descalifican, se asumen víctimas ¿Por qué ellos sí y yo no? ¡No respetan mi experiencia! Y buscan hacer lo mínimo indispensable o nada, total ¡que lo nuevo ya pasará!

Para solventar esta problemática tanto los nuevos como los viejos tendrían que hacerse de buenas dosis de humildad y voluntad; humildad para reconocer las fortalezas y debilidades tanto propias como de aquellos con los nos ha tocado trabajar; y voluntad para no caer en la frustración y el resentimiento.

Despacio que voy de prisa… Tanto peca el que mata la vaca, ¡como el que le agarra la pata!

domingo, 25 de febrero de 2007

El Ser y la creación de valor

El Ser, participa activamente como cliente o proveedor en una gran diversidad de cadenas de valor y sus decisiones impactan la forma en la es distribuido el valor creado a lo largo de la cadenas.

Las cadenas que son sustentables en la medida que cada uno de los eslabones puede desarrollarse a partir de la parte del valor creado que recibe por sus productos.

Siendo así, el valor creado es distribuido en forma equitativa cuando permite que todos los eslabones se desarrollen en forma equilibrada; de no ser así, la fortaleza de la cadena corresponderá a la del más débil de sus eslabones.

Es práctica común que nuestras decisiones atiendan únicamente al propósito de fortalecer nuestro propio eslabón sin considerar que, en tanto parte de una cadena, nosotros dependemos del fortalecimiento de todos y cada uno de los eslabones que están antes o después de nosotros.
Las decisiones del Ser pueden crear valor para los otros a costa de su propio valor; pueden crear valor para él mismo a costa del valor creado por resto de los eslabones; pueden, en el peor de los casos, destruir tanto nuestro propio valor como el de los demás.

  • ¿En cuáles cadenas participamos y cuál es nuestro producto?
    ¿Cuáles son los eslabones antes y después de nosotros?
    ¿Existe conciencia colectiva de la realidad de la cadena?
    ¿Podemos construir una visión consensuada del futuro deseado?
El reto para el desarrollo sustentable es decidir con base al interés de toda la cadena.

El tema que podría parecer que solo aplica en el mundo de los negocios tiene gran trascendencia en el plano del desarrollo personal. Como parte de la cadena de valor familiar; ¿Tenemos una visión de futuro común o algunos solo llevan agua a su molino?

En la próxima decisión que tomemos, pensemos en la cadena de valor que impactará, recordando que el valor que acumulemos sin equidad hará débil a algún eslabón que se romperá arrastrando al resto con él.

sábado, 24 de febrero de 2007

El Diamante, reflexiones sobre la naturaleza del Ser

El diamante refleja una luz diferente dependiendo de la luz que recibe del contexto en el que se encuentra; siempre diferente a los ojos de quienes lo admiran, el diamante, sigue siendo diamante.

Para ser diamante, este necesita de un largo un proceso de transformación para lucir como la gema maravillosa que conocemos. Si la superficie del diamante no se mantiene limpia; su brillo desaparece enmascarado por el polvo y la suciedad.

De igual manera, el hombre requiere de un proceso de transformación que poco a poco descubrirá las maravillosas facetas de su verdadero Ser como la piedra opaca de la mina.

Ese proceso requiere, para el diamante, de los golpes precisos del tallador en tanto que para el común de los mortales, de las muchas veces dolorosa experiencia propia antes que la de la cabeza ajena.

El Ser, en tanto gema, también requiere de mantenerse limpio para no perder su brillo bajo la pátina de la soberbia, la ignorancia y el resentimiento.

Soberbia, ignorancia y resentimiento que no le permitirá ver su propia luz.

Sin embargo, a diferencia del diamante que solo es lo que el tallador decide, el hombre no tiene límites y será lo que él elija Ser.

sábado, 17 de febrero de 2007

El petate del muerto...

Hace algunos días el Presidente Calderón reunió en los Pinos a los nuevos funcionarios de la SFP; a los nuevos y los viejos funcionarios de PEMEX y de la CFE con el propósito de dar el mensaje de la lucha frontal contra la corrupción en el sector público…

El Presidente Calderón expresó en los Pinos que la corrupción mata la confianza que el ciudadano debe tener en sus instituciones y tiene toda la razón; sin embargo, también mata a las instituciones el control basado en la desconfianza.

Un mensaje similar, con mucho mayor énfasis, fue hecho por un contralor al principio de la administración del Presidente Fox, cuando reunió a los funcionarios de la empresa que él fiscalizaba, para señalar a todos como corruptos y pedirles con toda “amabilidad” que denunciaran a sus jefes, sus compañeros y subordinados so pena, en caso de no hacerlo de ir, todos, a la cárcel; de eso yo fui testigo.
Y si el objetivo era asustar con el “petate del muerto” me parece que lo lograron, pero con algunos solamente...
El corrupto; capaz, inteligente y sin escrúpulos, no se intimida con discursos porque está conciente que el sistema legal, minimiza los riesgos en tanto que esta diseñado para la impunidad de aquellos que, como él, saben que puertas tocar.
En cambio, si amedrenta a quienes, sin ser corruptos, pueden ser señalados como tales y que no conocen, ni tienen los medios, para salir de tales predicamentos. Lo único que les garantiza no caer en manos de la moderna inquisición, por que de santa no tiene nada, es simplemente no hacer algo que pueda suponer el más mínimo riesgo.
Y esto último es lo que mata a las instituciones.
Es un hecho que el Pueblo no confía en que puedan existir funcionarios capaces y honestos, que privilegien por encima de sus intereses personales, el interés de México; y siendo así, difícilmente se dejará conducir y mucho menos colaborará, con quien no demuestre a plenitud que es merecedor de la confianza que se requiere para ejercer el liderazgo que la Nación reclama. Por esto se requiere que el Presidente no sea corrupto y que combata a la corrupción; pero no solo en el discurso si no también en los hechos, los que solo podrían darse como consecuencia de políticas públicas que atiendan a cancelar el propósito de la corrupción como fenómeno social.
Cuando preguntaba yo alguna vez sobre cuál era el propósito de la corrupción; me contestaron, pues es obvio… enriquecerse, el poder… ¿Qué más?
La respuesta es correcta, ese es propósito puntual del comportamiento corrupto del funcionario propiciado por procesos de control ineficientes e incentivos perversos sin embargo es necesario comprender cuál es, en el sentido más amplio, el propósito de la corrupción como fenómeno social para poder combatirla.
Me he preguntado, ¿A qué necesidad de la sociedad en su conjunto satisface el fenómeno de la corrupción?
La corrupción constituye la alternativa viable para ganar prelación en la escala social para aquellos que, de otra manera, permanecerían al margen de los beneficios de un sistema in equitativo que ahonda cada vez más, las ya de por si profundas desigualdades. La corrupción y un sistema in equitativo, se constituyen en causa y efecto mutuos dentro del círculo perverso de la descomposición social.
La corrupción funcionaba como la válvula de escape que, controlada por el sistema político, aliviaba la presión del descontento social. Esto lo ha entendido muy bien la clase política, la corrupta, naturalmente; los muchos que han llegado por esta vía al poder, como ellos dicen, desde abajo.
La corrupción –como el melate- mantiene la esperanza de disfrutar niveles de vida que de otra manera habrían de alcanzarse, si acaso, en muchas generaciones de trabajo honesto.
En el país, la corrupción empezó a perder su función de válvula de escape cuando la jerarquía al interior del PRI-gobierno se volvió rígida e impenetrable lo cual, al suprimir las oportunidades de muchos de los militantes, dio oportunidad a la consolidación de nuevas opciones políticas. La función terminó por perderse con el triunfo de Vicente Fox en el año 2000 cuando una nueva elite aún más rígida e impenetrable, asumió el poder en todos los niveles de la Administración Pública Federal.
Como resultado el México de hoy esta dividido; en tanto que de un lado alimentan sus temores con la amenaza de la pérdida de la paz, del orden público y del lucro que, legítimo ó no, han obtenido; del otro alimentan el resentimiento que les convierte, justificadamente o no, en víctimas del sistema que les estaría negando oportunidades de desarrollo.
Y ahora la presión, sin válvula, aumenta y la corrupción también.
Robert Klitgaard, experto mundial, ideó la fórmula de la corrupción:

C=M+D-T

Que establece que la corrupción se presenta cuando se tiene el Monopolio de la decisión y esta se ejerce en modo Discrecional en un contexto de baja Transparencia. La formula implica que la corrupción ha de combatirse quitando el monopolio de la decisión; minimizando la discrecionalidad e incrementando la transparencia.

¿Cómo se ha hecho esto en México? Para quitar el monopolio de la decisión se crean comités para cualquier asunto; para minimizar la discrecionalidad de los funcionarios y de los propios comités creamos normas, lineamientos y procedimientos que cancelan el criterio e inhiben la creatividad; para incrementar la transparencia se invierten cantidades enormes de recursos para documentar y justificar las decisiones que se toman en los limitados grados de libertad que aun tienen los funcionarios. Todo aderezado, con el control de los órganos fiscalizadores que intervienen antes, durante y después de la toma de decisiones; más una legislación que deja en estado de indefensión a quienes justificadamente o no son presuntos responsables de cometer actos irregulares...
¿Ha sido correcto el enfoque? De un lado es cierto que se ha contribuido a una mayor imagen de transparencia y rendición de cuentas, pero también este enfoque propicia una administración pública cada vez más obesa, lenta en la toma de decisiones que gasta cantidades enormes de recursos en mantener un control basado en la desconfianza que muy escasos resultados ha dado; en la práctica la corrupción permanece porque los corruptos no se intimidan con el petate del muerto.
La estrategia en el combate a la corrupción debe atender a las causas que la han originado no a la coyuntura ni a los síntomas.
En México, la corrupción vista como un fenómeno social, no desde la perspectiva de un
funcionario, daría lugar a una fórmula con otras variables:
C=I-O+F+C+P-G-R

La Corrupción es resultado de la Inequidad en la generación de la riqueza; de la carencia de Oportunidades de desarrollo; del excesivo Financiamiento a los partidos políticos; de la Complejidad de nuestro marco regulatorio; de la Promoción indiscriminada de estilos de vida distintos a la realidad nacional; de la Garantía de impunidad y del nulo Reconocimiento a la competencia y el comportamiento ético del ciudadano.

Así las estrategias de la lucha contra la corrupción deberían promover la Equidad en la repartición de la riqueza; brindar oportunidades de desarrollo de forma igualmente equitativa; minimizar el financiamiento a los partidos políticos; reducir la complejidad de nuestro marco regulatorio; homologar los contenidos de los medios masivos de comunicación al contexto nacional; maximizar el riesgo para los infractores y finalmente, reconocer las competencias y el comportamiento ético del ciudadano y de los funcionarios públicos.
No se puede matar a las instituciones con un control intimidatorio aplicado indiscriminadamente basado en la desconfianza que considera que todos son corruptos; los que realmente hacen negocio con la corrupción son unos cuantos.
La Ley de Pareto nos diría que el 80% del daño que causa la corrupción se debería al 20% de los corruptos y yo pienso que menos. Ese 20% lo constituye lo que habría que llamar la delincuencia organizada de la corrupción, donde el concepto “organización” implica inteligencia aplicada al proceso que trasciende el enfoque del monopolio en la toma de decisiones, de la discrecionalidad y de la reducida transparencia que propone Robert Klitgaard.
Los que hacen los verdaderos negocios no se comprometen y en caso dado, saben que puertas tocar. Si existe voluntad política para combatirlos, el enfoque debe cambiar. El “mercado de los consumidores” de la corrupción puede segmentarse y determinar estrategias específicas para cada segmento; no se debe aplicar la misma receta al empleado en una ventanilla que a los que trafican con influencias. Habría que respetar la inteligencia de estos últimos y enfrentarlos igualmente con inteligencia evitando el daño que un enfoque equivocado le está causando al País y a sus instituciones.
Los que deberían ser aliados del gobierno en la lucha contra la corrupción hoy son los intimidados prefieren hacer nada antes que arriesgarse.
En suma, de un lado atender a las causas del problema y del otro no faltarles al respeto…