domingo, 28 de diciembre de 2008

Choque de trenes...

Es costumbre harto común hacer de lo acontecido el tema de la conversación del día. La noticia relevante, el evento que ocupó los titulares o el chisme veloz impulsado por el morbo de las lenguas viperinas, siempre presentes, siempre necesarias para poner un poco de sal a la banalidad de las vidas aburridas. Y ya en el cierre del año, dada la tradicional escasez de noticias en la temporada del espíritu navideño, el recuento de lo acontecido –más bien de los daños, que no de las buenas noticias pues esas no venden- es el expediente preferido por los medios para llenar sus espacios, ocupados todos, como estamos, en construir la efímera y normalmente trivial lista de buenas intenciones para el año venidero.

Miramos hacia atrás a lo hecho, pensamos en construir hacia delante con buenos deseos; pero escasos son quienes enfocan la creatividad colectiva o individual en el quehacer de hoy respecto a lo que ocurre ya en sus vidas. El mundo tiene sus pendientes, el país tiene los suyos, nuestras comunidades, usted y yo tenemos los propios. Solo que no aislados, si no entrelazados por más que en la acostumbrada negación perpetua nos queramos ver como entes aislados inmunes a lo que acontece más allá de nuestras narices. El mundo ya no es así. El mundo, es un hecho, está firmemente interconectado. Lo que se percibe como global, inexorablemente tendrá consecuencias en nuestro día a día.

La recesión mundial disparada por la crisis financiera de los Estados Unidos ha provocado un tsunami de increíbles proporciones. Y como todo tsunami que se respete, la ola en el mar abierto, apenas percibida, viaja veloz rumbo a las costas de todo el mundo donde descargará su furia destructora. Para enfrentarla y recuperar sus economías, los países “desarrollados” no se detendrán ante nada pues les va la vida en ello. Esos países, cada vez con mayor dinamismo están poniendo en marcha las medidas domésticas que pueden adoptar solo que esto no será suficiente. La verdadera guerra gracias a la globalización, se dará en distintos frentes con diversos alcances…en la política, la economía, la energía, el comercio, la materia ambiental y muy lamentablemente, en la continuación y acendramiento de los conflictos armados. Y para muestra un botón...

De un lado, los países de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo -acostumbrados a inmensos flujos de efectivo, unos para financiar su desarrollo, otros para fortalecer pretensiones de liderazgo regional y otros más para el simple dispendio han visto frustrados sus planes ante la dramática caída de los precios del crudo a niveles no vistos desde hace ya muchos años. Ellos, los países de la OPEP, desesperadamente buscan todavía sin éxito, ya no digamos recuperar los niveles de precios anteriores, si no detener la estrepitosa caída. Por su parte el Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) recién creado en la víspera de la Navidad, de igual manera busca elevar los precios del gas natural que es la materia prima que da inicio a muchas de las cadenas productivas en el mundo. De no lograrlo, los países de la OPEP y de la FPEG asegurarán más tarde o más temprano la bancarrota de sus precarias economías y el sojuzgamiento a los poderes hegemónicos de siempre.

En el bando opuesto, los países altamente industrializados adictos a la energía no podrán de ninguna manera recuperar sus economías sin mantener a niveles convenientes -para ellos naturalmente- los niveles de precios de sus insumos energéticos. La gran pregunta aquí es ¿Los líderes políticos mundiales podrán establecer los acuerdos que aseguren equidad para las partes o prevalecerá la actitud de “sálvese quien pueda” que pareciera se está dando? Y más allá de los impactos obvios ¿Cómo afectará a México todo este embrollo? ¿Podremos adoptar las medidas que nos permitan minimizar el impacto del tsunami que se avecina?

La respuesta a la primera de las preguntas, dadas las circunstancias y la dinámica de la geopolítica actual, es poco optimista y siendo así es factible un escenario donde la recuperación de la economía americana sea mucho más lenta de lo que pudiera esperarse. Un escenario donde los países de la OPEP y del FPEG presionan al alza los energéticos, si bien no a los niveles de precios que llegaron a alcanzar, si lo suficiente altos para significar un freno a la economía de nuestro vecino del norte.

Un escenario que México debe aprovechar para resolver nuestras debilidades de antaño de manera expedita buscando las condiciones de equidad y apoyo por parte de los Estados Unidos que en otras épocas no habría estado dispuesto siquiera a considerar. La realidad es que el estado de las cosas en el mundo cambió de forma dramática, esto es un hecho indiscutible. La correlación de fuerzas ya no es la misma. Se nos ofrece una nueva circunstancia y oportunidades que pueden y deben aprovecharse dejando de lado la cerrazón política y los intereses gremiales a favor del interés nacional.

Se preguntará… ¿Y Yo qué puedo hacer? Ahorre energía, evite el desperdicio. Cada foco prendido, cada litro de gasolina, cada papel tirado en la calle, cada minuto adicional que la llave de agua o del gas de su estufa permanezca abierta son recursos que se podrían canalizar hacia actividades productivas. Evite pagar intereses, la gran mayoría de los bancos no son mexicanos y así buena parte de cada peso que usted les paga ayudará a resolver la crisis, pero júrelo, no la nuestra, ¡la de sus países de origen!... Lo mismo ocurre con cada compra en las cadenas o franquicias de tiendas o productos extranjeros. El país entero necesita ahorrar divisas e invertirlas en actividades productivas que fortalezcan la economía nacional, no gastarlas importando gasolina, gas, productos suntuarios o plásticos que van a dar al bote de la basura saliendo del supermercado.

Solo en el frente energético de la guerra global por la supervivencia económica, al mando de los maquinistas de los países productores y consumidores, dos trenes están en marcha, acelerando en la misma vía, acercándose a un choque que parece inminente. De nosotros depende quedar o no atrapados en medio.

Con mis mejores deseos, ¡Feliz Año!

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 21 de diciembre de 2008

Mateo 16:28... de Hamburgo a Estambul

“La guardia de la hora nona siempre era aborrecible. Aún más ese día cuando una multitud excitada y amenazante cerraba nuestro único camino. En verdad no era mi día, ni menor el miedo que impulsó el fuerte golpe de adrenalina que sucedió cuando las puertas se abrieron de improviso para dar inicio al tortuoso recorrido en medio de aquel tumulto donde podía ocurrir cualquier cosa.

Los improperios y golpes, que surgieron de inmediato para conminar a la multitud a abrir paso a la escolta, fueron el preludio de una fatídica jornada. Transpirando miedo, mi angustia se acrecentaba conforme la gente nos rodeaba, insultando al hombre de aquel rostro de serenidad inexplicable, cuyos ojos en esos dramáticos momentos miraban muy lejos, ahora lo puedo decir, más allá de la distancia, más allá del tiempo.

Mi destino quedó anclado al suyo sin saberlo, cuando en medio de la violenta tremolina el tiempo pareció suspenderse para dar paso a unas breves y confusas palabras… las finales. Las de un demente que descargaba al fin la furia contenida hasta entonces por su inexorable final.

Estuve equivocado por mucho tiempo, no eran las palabras del resentimiento, sino las de quien miraba lejos, muchísimo más lejos de mi escaso entendimiento en esa época. Solo al cabo de muchos años que ahora me parecen nada, entendí el significado real de sus palabras…Y la comprensión me llevó primero al entusiasmo ignorante de quien sabe que no agotará su tiempo…Años después, al sufrimiento, a la impotencia, y al dolor de quien siempre ve partir a los amados…Más tarde, al ostracismo y a la resignación, rendido ante la vida, que ya no te puede ofrecer más sorpresas ni mayor significado.

En todos mis años que ya son muchos, me ha tocado vivir de todo. He sido pobre unos años e inmensamente rico en otros; he sido esclavo y señor de esclavos; humilde en unas épocas y soberbio en otras; activista y solidario de cuando en cuando, e indiferente al sufrimiento ajeno muchas veces; he amado hasta la locura y cuando no, me han hecho sujeto de amor idolatrado; en alguna época me alabaron como arquetipo de santidad solo para repudiarme después como el peor de los malvados; culto y refinado por largo tiempo en tanto que ignorante y patán en las estaciones del hastío.

Pero por sobre todas las cosas, ahora lo sé, he sido él privilegiado cronista anónimo de la historia…pero no solo como observador. He sido el personaje principal de muchos de los actos de esta obra donde he degustado, sin prisa alguna, el mejor vino o la peor de las miserias de la experiencia humana.

Y así querido amigo, poseedor de esa experiencia, como lo soy por gracia de aquel hombre, puedo decirte que nuestras almas son el campo donde se baten en una lucha eterna las fuerzas de la ignorancia y el egoísmo, con las de la Conciencia y el Amor. Lucha épica y encarnizada donde se darán triunfos y derrotas pero nunca ganadores ó vencidos.

¿Qué la balanza se inclina hacia un contendiente? No sufras, no vale la pena gastar tus lágrimas, pues siempre surgirá el contrapeso divino que recupere el equilibrio como sucedió, cuando en esa época, con su sacrificio supremo en la vía crucis, camino del calvario, colocó la más conocida, tal vez la última de las pesas de Amor y de Conciencia que aún fortalece a las almas de buena voluntad con la Fe que Él sabía necesitaríamos en los momentos de tribulación. Pues como dije, sabe mirar de lejos, más allá de la distancia, más allá del tiempo.

En estos días cuando celebramos su nacimiento recuerdo siempre el día de su muerte cuando me dictó la orden, que no condena, para permanecer aquí ahora sé para qué…

Mateo 16:28

“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”

Tu amigo de siempre…

Catáfito…”

Catáfito es un discreto personaje cuya presencia irradia la tranquilidad de los muchos años que seguramente carga sobre sus espaldas. Las raras veces que se deja ver, acostumbra relatar pasajes de la historia que acompaña siempre con una moraleja evidencia de su sabiduría y lo hace de tal manera que parece que él lo hubiera vivido. No está loco, eso me queda claro, pues sus comentarios expresados siempre en un lenguaje sencillo e impecable y con el buen humor entrelazado, nunca están basados en supuestos. Obedecen a un profundo conocimiento de la naturaleza humana. A él jamás lo verás alterarse ante la ofensa y si acaso, se concede una sonrisa que delata su intima satisfacción cuando recibe una muestra de cariño o de agradecimiento.

Catáfito realmente es un personaje misterioso; cuando alguien le pregunta sobre sus orígenes o sobre su quehacer cotidiano cuenta que nació en algún lugar de su hogar que es el mundo y que se dedica simplemente a vivir y contar cuentos.

Que el Amor de sus seres queridos les cobije hoy y siempre…

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 14 de diciembre de 2008

Carta de un ciego a los Reyes Magos

-La verdad no veo cómo es que ahora si las cosas van a cambiar...a ver dime, ¿Por qué tendría que ser diferente? ¿Qué tiene este que no tengan los otros?…bola de descuidados, irresponsables que han estado a punto de matarme más de una vez… ¿Recuerdas a Rogelio? Aquel que por andar de coscolino y seguir a una muchacha me dejó a media calle y por poco me atropella un coche… ¿Y al tal Juan? que no daba una para encontrar una dirección y que me traía a la vuelta y vuelta desgastando mi bastón hasta que nos enteramos que no sabía leer el muy burro…No, no, la verdad no “veo” como pueda confiar en esa runfla de pelafustanes que malamente se hacen llamar lazarillos… ¡Yo ciego y ellos unos pillos buenos para nada!

-Me llevan por donde se les pega la gana, mis zapatos apestan a todo lo que te puedas imaginar después de pasar charcos e inmundicias; me arrastran en medio de multitudes y acabo todo lleno de moretones –que no veo pero si siento- Se aprovechan de mi ceguera para hacerme de chivo los tamales con mi dinero… ¡Se roban todo lo que pueden! Y cuando les reclamo me dicen que merecen todo eso y más porque sin ellos, sería yo un perfecto inútil que no sabría como llegar ni a la esquina…En fin, no veo como pueda volver a confiar en ellos…

-Te entiendo, es muy difícil dejarse conducir por alguien en quien no confías. Pero te aseguro que ahora todo va ha ser diferente. Tu nuevo Lazarillo ha estudiado para serlo, no te robará, será el compañero discreto y fiel que tanto has buscado, se sentirá satisfecho si le das casa, comida y cuidas de él en la enfermedad; ten por seguro que estará dispuesto a dar su vida por la tuya. ¡Créeme amigo ciego que él es lo que siempre has buscado!

-¿Estás seguro que no me engañará, que no se robará mi dinero, que no me meterá en charcos, ni hará que pise inmundicias y que tampoco me dejará abandonado a mi suerte cuando más lo necesito?

-Sí, así es, podrás confiar totalmente en él, pero habrás de tomar en cuenta que no te resolverá la vida. Tu nuevo Lazarillo, si lo aceptas, solo te prevendrá de los peligros cuando camines por las calles de la ciudad pero quien tendrá que saber a donde quieres ir y como, serás tú…Tendrás que esforzarte por comunicarte con él como nunca lo has hecho con tus anteriores Lazarillos, pues no habla, ladra…

Fin de la historia.

La moraleja es que el ciego necesita confiar en su lazarillo para dejarse conducir y que el éxito de la pareja ciego – lazarillo depende justamente de la confianza. Conclusión que también es perfectamente aplicable para los ciudadanos, empleados, miembros de cualquier tipo de organización ó comunidad que requiera de un liderazgo. Para que ellos estén dispuestos a dejarse conducir y contribuir a lograr las metas de la comunidad necesitan confiar en sus líderes. Pero…

¿Cómo confiar en diputados que pagan impuestos pero que no los pagan? ¿Cómo confiar en mandatarios con familias incómodas? ¿En funcionarios que actúan como empresarios? ¿En empresarios ricos con empresas y empleados pobres? ¿En gobernadores preciosos, dadivosos, cariñosos y demás calificativos? ¿En funcionarios que se reparten con la cuchara grande? ¿En policías que asaltan a los asaltantes y a quien se deja y a quien no se deja también? ¿Cómo confiar en los impunes que castigan a inocentes? ¿Cómo confiar en quienes por complicidad, ignorancia u omisión tienen al país sumido en la incertidumbre y el temor?

¿Cómo transformar la apatía y la desconfianza en el entusiasmo y compromiso de todos hacia un esfuerzo transformador? La respuesta es simple: repartir equitativamente la riqueza sin embargo esto no es una tarea sencilla pues cuando de esto se trata, prevalece en la mayoría de los casos el comportamiento avaricioso y mezquino de quienes con visión estrecha no ven más allá de lo que miran sus ojos y que por esa misma razón no miden el impacto de sus acciones en la sustentabilidad de las cadenas productivas en las que participan. Cada cuál lleva agua a su molino y barre su pedacito sin importarle lo que le ocurra al vecino.

La forma lograr ese compromiso y entusiasmo sería construyendo una visión de futuro compartida que permita conocer a todos cuál es la medida de su participación y en consecuencia lo que en justicia, con equidad, le corresponde del valor creado al final de la cadena en la que participa. En comunidades pequeñas siempre es posible desarrollar una visión de futuro compartida con la participación de todos, sin embargo, en una comunidad numerosa, dispersa en una amplia y diversa geografía, multiétnica, multicultural, con contrastes enormes en cuanto a educación y economías como lo es nuestro país, la tarea constituye todo un desafío prácticamente imposible de vencer.

Pero no imposible, yo todavía creo que los Santos Reyes nos traerán entre otros muchos regalos… que los diputados devuelvan el dinero de los impuestos que pagaron pero que se regresaron, que las familias incomodas donen sus fortunas mal habidas a las causas justas, que los funcionarios acepten vivir con la medianía que les permitan sus salarios y no con el lujo que les permiten los negocios que hacen al amparo de sus encargos, que los políticos se comprometan al bien común y no al propio, que los empresarios declaren lo que realmente ingresan y paguen buenos aguinaldos, que los burócratas de ventanilla se olviden de pedir para los “chescos”, que los medios informen lo que deben no lo que les conviene o lo que les ordenan, que los agentes de tránsito dejen de morder, que los policías de asaltar a los que no deben y metan a la cárcel a los que si la deben, que los de la cuadra barran su banqueta, saquen la basura a tiempo y saluden al vecino…

Y ya le paro porque la carta a los Santos Reyes no terminaría nunca y pensándolo bien ellos traen regalos, no hacen milagros…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 7 de diciembre de 2008

La privacidad en Internet ¿Cuál?

En la Internet todo deja huella, se registra y se analiza. Basta hacer una búsqueda en Google, Yahoo, Alta Vista ó cualquier otro buscador para que se registre en alguna base de datos nuestra actividad al utilizar esos prodigios de la tecnología de información que se han convertido en una herramienta indispensable para los 22 millones de internautas que cotidianamente visitan la red en México.

¿Te interesa conocer algo sobre algún tema? ¡GoogleIt! ¿Buscas a un amigo ó enemigo; a un cliente o un proveedor, la nueva Ley sobre el tabaco, la población de Timboctú? ¡GoogleIt! ¡GoogleIt! GoogleIt es el nuevo término que se ha acuñado para decir búscalo en la Internet ¡seguro lo encuentras! Y normalmente así ocurre.

¿Sabía usted que el índice de interés -calculado por Google Insights- de los usuarios de la Internet en México en el tema de “la seguridad” subió abruptamente en el mes de agosto de niveles inferiores a 40 puntos a más de 60 y se ha mantenido a partir de entonces? ¿Qué el Distrito Federal, Baja California, Jalisco y Nuevo León en orden descendente son los que muestran mayor interés en el tema en tanto que a Baja California Sur aparentemente no le interesa?

¿Qué el interés mostrado por los usuarios en la muerte de Juan Camilo Mouriño fue similar al mostrado por las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, duró escasamente un mes y que ya prácticamente desapareció?

¿Qué en los últimos 7 días el fallecido Carlos Abascal, las tarjetas navideñas, el equipo de futbol Cruz Azul y el hule, si el hule, fueron los temas preferidos de los Internautas en México? El hule en los estados de Nuevo León, Jalisco y el Distrito Federal.

Los resultados son francamente sorprendentes y estremecedores por todo lo que implica para nuestra privacidad y seguridad pues no solo se registra lo que buscamos. También se registra las páginas que visitamos, las noticias que leemos, los productos que compramos, las horas que empleamos frente a la computadora, en fin todo lo que hacemos al momento de conectarnos al mundo de la Internet.

Hoy día la cantidad de información que existe sobre una persona en la Internet permite conocer prácticamente todo de ella y aún más, si esta inscrita en cualquiera de las redes sociales como Facebook, y Hi5 que ofrecen información de tus amistades, familiares, eventos en los que participas, los lugares que conoces, tu nivel de vida y todo absolutamente todo está al alcance de unos cuantos clicks del ratón de quien, bien o mal intencionado, ponga sus ojos en nosotros.

Y si de hacer maldades se trata, el asunto se pone peor. Bastan conocimientos y programas que se pueden obtener muy fácilmente para que un delincuente pueda robar, extorsionar, secuestrar, intimidar o corromper a los ingenuos internautas de todas las edades que se ponen en peligro al publicar sus datos personales o no adoptan medidas preventivas para proteger sus equipos de intrusos. Si esto lo puede hacer un estudiante, ¿Se imagina usted lo que puede hacer un gobierno mal intencionado, un proveedor de servicios de internet o la delincuencia organizada?

La Internet en un medio de comunicación, de información, de hacer negocio, etcétera que sin duda alguna es el avance de nuestro siglo. Lamentablemente también representa un riesgo real sobre el que debemos tomar conciencia y en consecuencia protegernos.

De no hacerlo, el impacto sobre nuestra familia, nuestro patrimonio y nosotros mismos es imprevisible.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com