domingo, 30 de noviembre de 2008

Los regalos de Papá Noel…

Las pantallas de la sala de control operativo –el último grito de la moda en tecnología- mostraban el estado de las líneas de producción de juguetes a un Santa Claus verdaderamente preocupado. El retraso en la instalación de las computadoras, los sistemas de soporte, la implantación de los complejos sistemas de información y la curva de aprendizaje de su personal, lo tenían a punto de la desesperación pues estaba en riesgo de no cumplir los deseos navideños de millones de niños de todas las edades, porqué han de saber estimados lectores, que ser niño no es cuestión de años cumplidos…

Santa estaba realmente arrepentido de haber hecho caso a los consultores –y al equipo de duendes encargados de los procesos de innovación tecnológica- que le prometieron el oro y el morro. Le habían dicho que todo estaría listo y a punto para iniciar la producción en la temporada navideña, pero no esta, ¡la anterior! solo que como siempre pasa, nunca leyó o no pudo ver –recuerden que usa lentes de fondo de botella- la letra chiquita en los contratos que decía…. “Cumpliremos salvo causas de fuerza mayor…” Causas de fuerza mayor que incluían, entre otras cosas, las condiciones meteorológicas extremas –frío de la chiflusca- que, como ustedes y yo conocemos, prevalecen todo el año en la fábrica de juguetes de Santa. ¡Dos años se llevó el proyecto cuando esperaban concluirlo en tan solo 6 meses!

La buena noticia era que todo estaba funcionando a la perfección. Las líneas de producción ahora empleaban robots de última generación (los duendes se encargaban solo del control de calidad, de capturar los pedidos y otras actividades de soporte) estaban funcionando a toda su capacidad y si nada fallaba, la entrega empezaría justo a tiempo para que DHL hiciera llegar los regalos a quienes los esperaban ansiosos en todo el mundo… Se preguntaran ¿Y los renos? Siento decirles que jubilaron a los renos y a alguno que otro duende consecuencia de la política de “outsourcing” para optimizar costos.

Hasta ahí todo era lo mismo de años anteriores, nueva tecnología pero al fin y al cabo lo mismo, con una pequeña salvedad…el alcance de las operaciones había sido extendido como resultado de un cuidadoso ejercicio de planeación estratégica. El Plan de Negocios de Santa Claus Inc., que por cierto ya cotizaba en la bolsa de Nueva York; había sido aprobado por el consejo de administración en fecha reciente e incluía dar regalos ya no solo a niños y adultos que no han olvidado al niño que llevan dentro, si no también a países enteros lo que era todo un reto, ¡obligaba a Santa a estar al tanto de todo lo que ocurría en el mundo como si no tuviera ya mucho que hacer!

Para esto, una de las innovaciones que recién estrenaba, además de la información y control en línea de las operaciones de la fábrica de juguetes, era el constante flujo de información que se desplegaba continuamente en las pantallas de su juguete nuevo, la sala de control operativo. La información de las casas de bolsa Dow Jones, Nasdaq; de las agencias noticiosas la CNN, la BBC de Londres, France Press, EFE, Notimex y muy particularmente de las empresas encuestadoras era utilizada por los duendes especialistas en el análisis de información de mercados donde aplicaban modelos computarizados muy complejos con variables económicas, demográficas, culturales, etcétera para estimar las tendencias de la opinión ciudadana de un país, conocer sus preferencias y así recomendar los regalos más adecuados a un Santa que aún se hacía bolas con la jerga estadística del “marketing”.

Aun y que todo parecía estar bien la situación era complicada, los programas de producción de juguetes que se concluían normalmente al cierre del segundo trimestre del año previo, en esta ocasión, en razón de los retrasos en la entrega de los sistemas, estuvieron listos solo hasta finales de agosto; el consejo de administración si bien aprobó el nuevo Plan de Negocios solo hasta diciembre autorizó el presupuesto… En fin, que en esos días el pobre de Santa Claus ya no sabía a que santo encomendarse; el estrés lo agobiaba pues los tiempos estaban apretadísimos, sin embargo nunca había quedado mal y este año no sería la excepción así que sacando fuerzas de flaqueza, al ritmo de los villancicos, olvidó sus temores para concentrarse en el trabajo hasta que las alarmas de su cuarto de control se tornaron del amarillo pálido –nunca estuvieron en verde- a tonos más subidos y de ahí al rojo en solo unos minutos al tiempo que el duende jefe de analistas entraba con una expresión de pánico en el rostro…

-Señor, tenemos un problema… -¿Uno?, mas bien diría yo que muchos - contesto Papá Noel llevándose la mano a la cabeza abrumado… ¿Qué pasa ahora?

-Nuestras más recientes estimaciones indican que los consumidores americanos se quedarán sin dinero para pagar las hipotecas, las colegiaturas de los niños, el préstamo del coche, el combustible y demás chunches. El índice de confianza de los consumidores caerá por los suelos… ¡dejarán de comprar! El resto de las economías, Japón, Alemania, Francia... se verán en serios problemas… el escenario más plausible será una recesión global sin precedentes… En lo que a nosotros toca nos cancelarán muchos pedidos y el valor de nuestra acción perderá más de un 50% en unos pocos días… Señor, ¿Qué hacemos señor? –Por lo pronto reúne al equipo duende de control de crisis y ni una palabra de esto a nadie… ¿Entendido?

Sala de control de crisis, 10 minutos más tarde, el silencio que se podía cortar con tijeras fue roto por la voz firme de un Santa Claus en pleno control de la situación… -Señores, no les voy a mentir, se acercan momentos difíciles para el mundo… He puesto al tanto de la situación al Consejo de Administración y ellos me han felicitado por el regalo que decidí dar al mundo en forma de una recesión global y una crisis financiera que no tendrá precedentes. Como medida complementaria he decidido dar el siguiente regalo al pueblo de los Estados Unidos: Barack Obama ganará la carrera presidencial. También les pido disculpas a todos ustedes por mantener esta operación en secreto y más aún por el susto, pero como entenderán no siempre les puedo informar de todos los regalos que decido dar. Una última cosa, señor duende jefe de finanzas, antes de que se caiga la bolsa por favor… venda, venda…

La crisis financiera y la recesión son un hecho, podemos elegir sufrirla o aprovecharla como un magnífico regalo que nos brinda la oportunidad a muchos de aprender en cabeza ajena y a otros de recomponer sus vidas…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 23 de noviembre de 2008

De la Revolución y el desfile del 20...

Corría el año de 1888 cuando la Tía Lencha, hija de Mamá Siveria, nació en la Huasteca Veracruzana justo el mismo año cuando el Circo Atayde abrió sus carpas...

Le recuerdo hermosa, con el cabello inmaculadamente blanco, delgada, con el rostro surcado por profundas arrugas, siempre acompañada de los inseparables cigarros que en la niñez presumía de forjar a mano hasta que finalmente concedió paso a la modernidad para fumar argentinos, aquellos de cajetilla blanca riveteada de filos azules envuelta en papel celofán…

Ella tenía veintidós años cuando estalló la Revolución Mexicana. Juventud perdida entre el ir y venir de los grupos revolucionarios, los enfrentamientos en 10 años de lucha, el sufrimiento y la muerte de millones de víctimas que fueron el dolor del larguísimo parto del México deseado que parece aun no concluye.

¡Ahí vienen los villistas! Nos decía y a poner todos cara de villistas, esconder la honra y el oro dejando poquito para cambiarlo por bilimbiques villistas… ¡Ahí vienen los carrancistas! Y vuelta la burra al trigo, todos a cambiar de cara y a esconder la honra y el oro dejando poquito para cambiarlo ahora por bilimbiques carrancistas que los otros ni para papel tapiz servían…

La lucha por el sufragio efectivo y la no reelección, llevó a Francisco I. Madero a proclamar en San Antonio, Texas el Plan de San Luis donde convocó a todos los ciudadanos a tomar las armas el 20 de noviembre de 1910 “para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan” 10 años después la revolución triunfó, dieron inicio las celebraciones, pero solo 16 años más tarde llegó el desfile y cuando lo hizo ahí estuvo siempre la Tia Lencha…

El día 20 de alguno de esos años, cuando aún yo no desfilaba, me tocó acarrear la silla, la sombrilla, acomodarla “en la sombrita” como cariñosamente solicitaba solo para ver después como se perdía su mirada al paso de los contingentes sumida en los recuerdos de aquellos tiempos…Hoy ya no hay mas Tía Lencha, se nos fue a sus 95 años, le sobrevivimos muchos, pero no lo hicieron sus recuerdos, pues no hay más desfile, ni celebración. Celebración que finalmente no era la de ella pues no tenía pintado el color de ningún partido.

Pero si pertenecían a ella los recuerdos de los muertos propios y ajenos, el sufrimiento y el dolor de parto que ahora ya nadie más entiende. El 20 de noviembre no era la parafernalia partidista, era el memorial de respeto a tantos que se sacrificaron en el anonimato pensando en un México que quiere, que puede ser mejor.

Como Tony Meléndez quien dijo “Yo quiero, yo puedo” y a quien agradezco su mensaje que es él mismo. Gracias a la Fundación Cangrejera por la voluntad, humildad y ausencia de protagonismos con la que han conducido su altruismo a favor de los niños con capacidades diferentes; gracias a todos los que trabajan por el bien común.

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Agradezco a las autoridades que han dispuesto los operativos de “seguridad”, sin embargo les pediría respetuosamente que no permitan que se conviertan en operativos de extorsión. El pasado viernes por la noche, regresaba a casa acompañado por mi esposa, me marcaron el alto al mismo tiempo que sorprendentemente dejaron pasar un auto con los cristales polarizados. El “oficial” que dirigía el “operativo” solicitó la licencia y la tarjeta de circulación. Parsimonioso, revisó los documentos con la cabeza agachada, cuando la levantó lo hizo con una sonrisa cínica para espetar: -Yo a Usted lo conozco, ¿no anda usted borracho como la semana pasada cuando lo dejé ir?

No me costó trabajo hacer caso omiso a la intimidación y continuar mi camino. Los hechos son 1) No había cometido ninguna infracción y conducía a una velocidad moderada; 2) Pudieron detener a un auto con cristales polarizados que ameritaba una revisión de seguridad en cambio me detuvieron a mí; 3) El “oficial” mintió, ni me conocía, ni antes me dejó ir, y yo no estaba borracho.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 16 de noviembre de 2008

Las vueltas que da la vida...

Uno propone y Dios dispone. Si señor… planes, programas, intenciones todo queda en propuesta y las cosas terminan siendo, ni más ni menos, como nunca lo previmos pues la vida da muchas vueltas, algunas veces de tan despacito que ni se notan, otras tantas de tan rápido que espantan…

Vivimos en un mundo de recetas inventadas que nos dicen que el mole no nos gusta cuando de lo que no gustamos son de las manchas en la camisa... Vivimos en un mundo de dilemas entre lo que deseamos y lo que se necesita; entre lo que hubiera sido y realmente fue… entre lo que nos gustaría y lo que simplemente es… Vivimos en la lucha por el bienestar cuando no se sabe bien a bien lo que realmente significa que recuerda aquel patrón piensa que el pobre soy yo...

Vivimos tan sujetos a nuestros apegos olvidando que afuera hay mundo... buscando ser buenos cuando la bondad solo por la maldad se define… sintiéndonos víctimas cuando nosotros creamos a los victimarios… Y eso como personas que somos, pero también como país, pudiendo ser diferentes solo por no dejar…

Olvidando los deseos para resolver las necesidades; olvidando lo que hubiera sido para reconocer lo que es; olvidando el prado ajeno para disfrutar del propio; olvidando lo que ya fue para resolver lo de hoy.

El mundo entero hoy toma nota en la crisis que no todo es el mercado pero que tampoco es el estado… también que el reto se enfrenta sumando sin asumirse como víctimas si no como iguales, que los gigantes no lo son tanto y los pequeños tampoco…

México toma nota en la crisis que no se finca gobierno en los hombres si no en las instituciones porque estas permanecen y los hombres mueren…Que las instituciones no deben tener color si no grandeza, en razón de los hombres que conocen que los granos de arena son los que hacen playa…

Hombres que saben que la realidad permanece solo lo justo para expresar más planes, más programas, mas intenciones que igual quedan en propuesta pues, si señor… la vida da muchas vueltas, algunas veces de tan despacito que no se notan y otras tantas, de tan rápido que espantan…

Después de un periodo de relativa estabilidad que inició a partir de la caída del muro de Berlín, los habitantes del mundo encaramos un nuevo contexto caracterizado ahora por la crisis financiera de alcance global, los efectos de la recesión de la economía americana que arrastra a las otras grandes economías del mundo, el impacto climático y las exigencias ambientalistas, las naciones que recuperan gradualmente el control de sus recursos naturales con un discurso de franco desafío a las hegemonías tradicionales, el incremento del terrorismo y el narcotráfico, el agotamiento de las reservas de petróleo y gas natural, el sincretismo cultural favorecido por las tecnologías de la información y el avance en los medios de comunicación electrónicos y la creciente participación ciudadana que exige de la clase política una actitud diferente sin los fundamentalismos ideológicos que separan para emprender la búsqueda conjunta de soluciones pues los paradigmas tradicionales simplemente ya no funcionan.

¿Hasta a donde podremos llegar? Dependerá de la suma de sus pequeñas grandes acciones cotidianas por que ¿sabe usted?

Son los granos de arena los que hacen playa…

Reflexión: La humildad no está reñida con el ego pues las dos se necesitan porque… ¡Qué lindo es el vino! / El que se bebe en la casa del que está limpio por dentro y tiene brillando el alma… Así pues ni alcohólico, ni abstemio…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 9 de noviembre de 2008

Víctor, Mike, Charly ¿Me escucha?

Poza Rica de Hidalgo Ver. 26 de enero de 1970.- El ceño fruncido y la cara de preocupación de mi Madre no auguraban nada bueno… en cuanto me vio, el tono del interrogatorio no dejó lugar a dudas ¿Dónde está tu licencia de conducir? ¿Dónde andabas? ¿Qué te pasó? Me dijeron que te perseguía la policía y después que el coche estaba estacionado frente al palacio municipal… ¿Qué hiciste?

Todo inició al pie de la escalera del estrado donde Luis Echeverría iniciaba un acto más de campaña ante miles de trabajadores petroleros cuando de pronto, algo ocurrió y el candidato, alterado, se encaminó apresuradamente rumbo al hospital de Pemex que se encontraba muy cerca del lugar. A partir de ese momento todo sucedió muy rápidamente. La comitiva entró al hospital y nosotros, que conocíamos bien el edificio, lo hicimos por una puerta sin vigilancia del área de urgencias aun a tiempo para ver el rostro del candidato endurecerse apretando las mandíbulas cuando recibía los detalles del accidente de aviación donde acababan de perder la vida 14 de los periodistas que cubrían su campaña. No dudó en ordenar un transporte para acudir al lugar del accidente.

Nos fuimos entonces al aeropuerto a donde llegamos justo en el momento en que despegaba el primer helicóptero; otro más lo hizo entre las protestas de quienes no alcanzaron lugar… De entre ellos, un par, desesperados, a gritos preguntaron si sabíamos como llegar al cerro del Mesón, lugar donde había ocurrido el accidente. Nuestra respuesta fue inmediata, ¡Si, súbanse! Ya en el coche, los “periodistas” (nunca supe realmente si eso eran) me pidieron-ordenaron ir lo más rápido posible… ¡enciende los faros, toca el claxon! vamos, ¡muevete! ¡rápido!

Y así emprendimos una loca carrera que incluyó burlar una barrera policial colocada para alejar el tráfico del centro de la ciudad que en esos momentos estaba inundado por los miles de asistentes al mitin que retornaban a sus casas… Fue entonces cuando la patrulla de la policía nos persiguió… ¡no te pares! me dicen, ¿dónde está el palacio municipal? ¡Ahí, ahí, deténte! Me detengo y veo al oficial enfurecido que se dirige a mi auto. Yo me encargo, ¡sube la ventanilla y ni una palabra! dijo perentorio uno de los “periodistas”… ¿Qué fue lo que le dijo el “periodista” al oficial de policía? Ni idea, solo se que mi coche quedó estacionado frente al palacio municipal, que nosotros emprendimos de nuevo el camino a toda marcha ¡en la patrulla! con la sirena encendida… y que el oficial se quedó calladito a media calle…

Minutos después llegamos al lugar de la tragedia, la escena era sobrecogedora, los soldados colocaban en bolsas de plástico los restos mortales tomados de entre el fuselaje humeante y destrozado que se encontraba disperso en bosque, el candidato con la mirada perdida caminaba de regreso al helicóptero. Entonces mi excitación se torno en una profunda tristeza y volviendo la vista a la ciudad me arrepentí de estar ahí… Ese día los coches incendiados eran árboles, los restos calcinados del avión eran los de un Corvair XC-00K propiedad de la CFE no de un jet… Pero el olor a quemado, el dolor y la muerte fueron las mismas que las del martes pasado. Solo que en ese entonces nadie dudó de la causa oficial del accidente, “error del piloto” dijeron, salvo tal vez el candidato, pues él iba a viajar a Poza Rica ese día… en ese avión.

Hoy, rallando en el morbo, la impertinencia de las televisoras dio cobertura al accidente cuando el fuego aún calcinaba a las víctimas alimentando con sus comentarios a la especulación que no abona y si siembra la duda.

Hoy Guillermo, mi hijo, me dice que siente estar en un país extraño, porque esto que vemos dice, no es México, México es mejor.

Y tiene toda la razón.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 2 de noviembre de 2008

Símbolos patrios...

Señoras y Señores, el Sr. Presidente de la República…

Fueron las palabras del conjuro proferido por el maestro de ceremonias que transformó, por acto de magia, el murmullo de la impaciencia en el aplauso que los presentes ofrecieron al primer mandatario de la nación cuando al frente de su comitiva apareció al fondo del salón.

Lo sucedido entonces apenas fue perceptible. Ocurrió un brevísimo momento de duda que el Presidente salvó cuando decidió saludar de mano a quienes por razón del azar o de la oportunidad buscada, esperaban justo a la vera del pasillo que conducía al estrado.

Y así lo hizo, lentamente, con un rostro que denotaba ausencia, estrechó con gesto mecánico las manos de unos cuantos más de los cientos de miles que no recuerda pero que sabe que siempre han estado ahí… esperando en su mensaje la solución a los problemas de los cuales, todos y ninguno, los de antes y los ahí presentes, hemos sido y somos responsables…

Al finalizar, con una mano que de acostumbrada no se cansa, el jefe de las instituciones ocupó el lugar al centro, él que no tiene necesidad de letrero pues de tenerlo no sería el suyo. Pero lo hizo tan solo por los breves momentos que dilató la voz del mago para invitar a los presentes a entonar el Himno Nacional y rendir los honores de ordenanza que llevaron la mirada del Presidente a perderse en el infinito al tiempo que los acordes iniciaban y se escuchaba el emocionado cantar de las estrofas aprendidas desde niños…

Crisis, pero… ¿Qué es si no crisis lo que se desprende de la imagen del águila del escudo nacional, que es nuestro México, parada con su garra izquierda sobre un nopal y sujetando con la otra y con el pico, a una serpiente que es la representación de los males que nos aquejan? Crisis, sí, pero no de un águila pasiva esperando soluciones sino con las alas desplegadas combatiendo y devorando a sus enemigos.

Guerra, pero… ¿Qué no se nos ha gritado hasta el cansancio que estamos en una? Si, estamos en guerra pero en una donde pocos han tomado el acero y el bridón para defender lo que es nuestro… ¿Donde quedó nuestra palabra empeñada a la patria tantas veces en cánticos tan emocionados como inútiles?

¿Dónde quedó aquello de exhalar en sus aras, nuestro aliento si somos convocados a la lucha como lo hemos sido tantas veces? ¿Dónde quedaron las voces resonantes de unión y libertad?

¿Serán acaso nuestros males consecuencia de que quienes en esa ocasión y siempre cuando de cantar el Himno Nacional se trata, apenas lo musitan tal vez por la vergüenza de haberlo recitado tantas veces sin entender siquiera que no es ceremonial, si no esencia? Y el Presidente entonó el Himno, después habló y los presentes escucharon lo que quisieron escuchar por que de procurar soluciones… solo conocen de las propias.

La anterior es una brevísima crónica de lo acontecido el pasado viernes 30 de octubre del presente año durante la visita del Presidente de la Republica al acto de clausura del XL Foro Nacional de la Asociación Nacional de la Industria Química que reunió a senadores, secretarios de estado, empresarios, funcionarios, analistas internacionales donde, por cierto, el vaso de la petroquímica lució medio vacio como siempre.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com