domingo, 28 de febrero de 2010

México: la metáfora de la ranita

Todo puede ocurrir pero ya muy poco es causa de asombro. Cuan lejanos parecen aquellos días en el que la noticia de un delito conmovía a la sociedad. Hoy todo puede suceder y nada sucede realmente. Noticias de ejecuciones, robos, asesinatos, secuestros, tragedias, desastres naturales y otros que no lo son tanto, guerras, escándalos de corrupción y de quebranto de instituciones de todo tipo; se suceden efímeras una tras de la otra en los medios de comunicación para un público que ya no se impresiona prácticamente con nada, con absolutamente nada.

Aún el olor del delito más vil se disimula de inmediato tras la peste de la inmundicia que brota cotidianamente de la gigantesca cloaca en la que pareciera se ha convertido el país.

¿Qué pasa si un senador de la republica acusa a otro de no ser hombrecito? ¿Qué, si se robaron ¡lingotes de oro! en una mina? ¿Qué, si encontraron el mayor tesoro del mundo escondido en una casa? ¿Qué, si el jefe de las instituciones declara culpable o exculpa sin juicio de por medio? ¿Qué, si un gobernador resulta una preciosura? ¿Qué, si se gastaron unos milloncitos de más en una mega biblioteca que no funciona? ¿Qué, si la suprema corte determinó faltas graves y omisiones en los tres niveles de gobierno en Oaxaca? ¿Qué, si el conflicto de los mineros? ¿Qué, si los atentados a Pemex? ¿Qué, si el Pemexgate? ¿Qué, si los vídeo escándalos? ¿Qué, si los diputados se van de viaje sin justificación, hacen escándalos en aviones y antros de mala muerte? ¿Qué, si hay “sospecha” de fraude electoral?

¿Qué pasa? No pasa nada, absolutamente nada. Y es así porque el sistema que debía responder a las preguntas es el mismo que genera pus en las heridas. Un sistema en descomposición que clama por cirugía mayor: reforma del estado, reforma hacendaria, reforma energética, reforma judicial… y todas ¡por Dios! Estructurales… Habría que reinventar al estado Mexicano y no se percibe quien pueda hacerlo. ¿Los políticos? Que como los alacranes no niegan su naturaleza; ¿La sociedad civil? Que es culpable por omisión y apatía.

En México es tan abrumadora la cantidad de podredumbre que no bien estamos asimilando un acontecimiento cuando el siguiente ya está en los titulares. Así las cosas hemos perdido la capacidad de asombro y con ella la oportunidad de ver más allá de los síntomas que ocupan los encabezados. La inmensa mayoría prefiere esconderse tras las murallas de sus apegos pensando en que jamás les tocará a ellos la inmundicia… hasta que les toca brindar el espectáculo del sufrimiento ante una sociedad indiferente.

[… te confieso que todo él que solo pontifica me causa erisipela… Hay tantos que se autoproclaman poseedores que la pobre Verdad ya anda mareada….] reflexionó hace unos día un amigo en Twitter cansado de la cerrazón. Contesté que justamente esa es una de las razones por las que no podemos ponernos de acuerdo. Creamos nuestra “verdad”, por convicción o interés, la creemos, y terminamos haciendo de ella la razón de un “pontificado” innoble donde el fin justifica los medios, pues para el iluminado no hay otra verdad que valga. Anulando así la posibilidad de consensos para construir las soluciones que el país requiere.

En tanto para la mayoría de la población aplica la metáfora de aquella ranita que colocan en una olla de agua fría al principio, templada después y al final hirviente por la acción del fuego. La ranita primero nada feliz, después aletargada en el agua cada vez más caliente para finalmente quedar quietecita y bien cocinada... A esa población apática ya nada les mueve, ni les causa asombro. Ni las muertes cotidianas cada vez más salvajes; ni la corrupción moral, política o de cualquier tipo de sus gobernantes que calienta el agua donde se cocina el apetitoso platillo de una sociedad ausente y aletargada… ¡Cómo la ranita!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

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Twitter @enriquechm

domingo, 21 de febrero de 2010

El Poder: Calladito se ve más bonito

Cuentan de un alto y exitoso ejecutivo, ya entrado en canas, que ante el inminente retiro de su jefe se sintió merecedor de ocupar el puesto que quedaría vacante. Gozando de la absoluta confianza y amistad del futuro jubilado, le había solicitado hasta el cansancio que le permitiera entrevistarse con el mítico dueño de la corporación para “hacer su luchita” y convencerlo de que él, y solo él, era el reemplazo ideal.

La respuesta de su jefe siempre fue la misma: “ten paciencia, el día que menos esperado te llamarán al último piso del rascacielos donde despacha Mr. Smith.” Y así ocurrió. Un buen día nuestro impaciente amigo recibió la noticia. Su jefe, le informó que Mr. Smith le había designado como el nuevo presidente de la compañía y que como tal, tenía el poder de tomar todas las decisiones en la empresa. También le comentó que como segundo de abordo, tenía el derecho de subir sin previo aviso al piso más alto del rascacielos, pero que él, sinceramente, le recomendaba hacerlo, si y solo si, se encontrara en un verdadero aprieto y sin más, se despidió deseándole el mayor de los éxitos en su nuevo encargo.

Exaltado por la sorpresa, no bien despidió a su ahora ex­-jefe olvidó su recomendación y abrió la puerta a las escaleras que conducían al despacho de Mr. Smith con la intención de agradecer su nombramiento. Poco le llevó pasar del entusiasmo a la consternación: la escalera conducía a una oficina abandonada sin más atributo que una excelente vista panorámica de la ciudad… Entendió entonces que nunca había existido Mr. Smith y que el peso de todas las decisiones estaba bajo sus espaldas. Tenía todo el poder, pero se encontraba solo, absolutamente solo.

El antecesor de nuestro recién estrenado presidente había inventado el mito de “Mr. Smith” con el único propósito de concederse el tiempo necesario para tomar una decisión que podría tener un impacto mayor en toda la corporación ya que conocía bien, el daño que podía causar una decisión o una declaración apresurada. Así que decidió convertirse con toda humildad solo en el portavoz de las decisiones del misterioso “Mr. Smith”…

Quienes verdaderamente detentan el poder en sus pueblos, son concientes de que todo lo que ellos comunican a través del lenguaje hablado, del corporal o de las emociones, tiene un impacto decisivo. Difícilmente se exponen a dar una respuesta a un cuestionamiento o una solicitud pues conocen que su palabra es la última. Cuando se dirigen a su pueblo nunca es con sentencias que puedan considerarse definitivas, salvo cuando todo esta, como decimos, “bien planchado.”

No es casualidad que en las familias de antaño, las solicitudes importantes de los hijos al padre se realizaban siempre con la intercesión de la madre. Tampoco lo es que los reyes y emperadores solo se comunican con sus pueblos a través de sus voceros y que nadie podía verles directamente a los ojos. El pueblo japonés escuchó por primera vez la voz del emperador Hiroito solo con motivo de su rendición al término de la segunda guerra mundial… Otro ejemplo de esto es el caso del jefe de la Reserva Federal de los Estados Unidos quien muy rara vez hace algún tipo de declaración pues sabe que un titubeo o una expresión de preocupación, puede poner a temblar a los mercados… Ninguno de ellos, salvo el Papa, puede utilizar a un “Mr. Smith” como paraguas, saben bien que el precio a pagar por el verdadero poder es la soledad en la toma de decisiones.

Lamentablemente los “líderes” de nuestro país hacen del micrófono su adicción y hablan, hablan y hablan hasta el cansancio, como si con palabras pudieran compensar su incompetencia. No han aprendido que el poder se ejerce en el silencio, que se ejerce en la soledad, que “calladitos, se ven más bonitos” o dicho de otra manera, “en boca cerrada, no entran moscas”

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

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domingo, 14 de febrero de 2010

Narcotráfico: De que lloren en mi casa...

Cuando el propósito es construir una represa: 1. Se debe seleccionar cuidadosamente el punto del cauce donde se construirá para contener el agua justo en el lugar deseado. 2. Si hay que inundar tierras productivas, es imprescindible tomar todas las previsiones para minimizar el daño. 3. Se debe contar con válvulas para controlar el exceso de agua que pueda romper la cortina y provocar desastres río abajo. 4. Al finalizar las obras, hay que cerrar las válvulas gradualmente para no afectar a los consumidores que se benefician aguas abajo.

No puedo imaginar a alguien más inepto que quien comete el error de construir un dique sin un vaso donde contener las aguas para después intentar controlarlas. No puedo concebir a alguien más poco previsor que aquel que primero inunda y después busca como salvar a las víctimas. No puedo imaginar a alguien más ignorante que quien desconoce que la presa se desbordará y será destruida durante la temporada de lluvias en ausencia de compuertas de control. No puedo imaginar a alguien más soberbio que aquel que cierra de golpe las compuertas y no espere una decidida respuesta buscando destruir la presa de aquellos que se benefician del agua río abajo.

En México, con ineptitud, falta de previsión, ignorancia y soberbia, se colocó de golpe un dique en el canal que llevaba el mundo de las drogas a nuestros vecinos del norte y ahora las aguas negras inundan al país convirtiéndolo en una pesadilla.

El daño no se podrá reparar en muchos años: La juventud vive o está expuesta al mundo de las drogas, las instituciones están infiltradas, la actividad productiva en las zonas más afectadas está seriamente dañada, el miedo cunde en todas partes, la sociedad ha perdido la capacidad de asombro ante las atrocidades que dan cuenta cotidianamente los noticieros, se ha creado ya una cultura alrededor de esta desgracia y el contador de las fatalidades acelera su ritmo.

Para salir de este embrollo hay que reconocer los hechos. La inundación está en curso, expandiéndose aceleradamente y no hay costales suficientes para contenerla. Hay adictos aquí y del otro lado. ¿Recuerdan el síndrome de abstinencia? El adicto enloquece y hace lo imposible por obtener la dosis. En las actuales circunstancias no hay fundamento para pensar que los EEUU puedan controlar el tráfico de armas y la demanda. Es más, preferirán que la batalla la libren otros aplicando aquel refrán que dice “De que lloren en mi casa… ¡Que lloren en la casa del vecino!”

Quienes desarrollaron en México la “estrategia” de la lucha contra la delincuencia lograron lamentablemente que México hiciera suyo un problema ajeno al ir mucho más allá de la colaboración debida con nuestros vecinos. El problema ahora es nuestro, es grave, y más grave aún en tanto se aplique la fuerza como medio de contención.

Nuestras fuerzas armadas, el último recurso de las instituciones, no deberían continuar expuestas a la contaminación. Como tampoco debería México subsidiar con sangre inocente la batalla que nuestro vecino debería librar en su territorio. Por eso, lo impensable en otras épocas: legalizar el consumo de drogas, hoy es una de las pocas, acaso la única, alternativa viable, sin embargo debe establecerse una real estrategia que considere todos los aspectos de la problemática pues eso también representará una lucha en contra de los intereses creados. No creo que muchos estén dispuestos a reducir sus ganancias.

Hubo una época que el río de aguas negras del narcotráfico únicamente cruzaba el país rumbo a su destino. ¿Qué a lo largo de su cauce había pestilencia? Indudablemente, pero la pestilencia no mata. Las inundaciones sí.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

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sábado, 6 de febrero de 2010

Las candidaturas independientes: Una opción válida

Con el cansancio de muchos kilómetros a cuestas, ese día olvidé la regla principal para el bien comer en la carretera: Aunque el restaurante sea modesto, si al frente hay muchos camiones estacionados… ¡Ese es el bueno! En cambio detuve el automóvil frente a uno que lucía atractivo. Un bonito anuncio, estacionamiento, terraza agradable para disfrutar la hermosa vista y meseros almidonados que iban y venían en el salón comedor.

-Mesero, por favor, el menú, que muero de hambre…
-Aquí no usamos menú… solo ofrecemos tacos azules, tacos amarillos y tacos tricolores… ¿De cuáles comerá el Señor?
-Oiga, pero es que a mi esos tacos me caen mal… ¿Me podrán preparar unos huevitos revueltos, con frijolitos y una enchiladita roja a un lado? Digo, nada complicado…
-Disculpe mi franqueza mi Señor, ¿Qué parte de la frase “solo hay tacos” no entiende?

Me espetó el muy ladino con una sonrisa burlona al tiempo que se alejaba…Fue cuando caí en cuenta de que la típica animación de los buenos restaurantes en ese lugar brillaba por su ausencia, solo se veían caras largas, caras de taco en los comensales… ¿Y el nombre del restaurante? ¡Adivinó!... “Cómo México no hay dos”

Entonces pensé que sería buena idea instalar uno de esos restaurantes modestos de los que si conocen del servicio y la atención al cliente. Pero no, no se pudo, los terrenos en muchos kilómetros a la redonda pertenecen hoy a los mismos dueños del restaurante ese, el de los tacos de colores…

La propuesta de las candidaturas independientes como una alternativa al limitado menú que ofrecen los partidos políticos es una idea sensata que permitiría filtrar a candidatos indeseables basados en dos principios: el auto financiamiento reembolsable y la rendición de cuentas.

Si usted, como ciudadano, tuviera que entrevistar a un candidato a un puesto de elección popular… ¿Le concedería puntos si no sabe transmitir sus ideas, sus proyectos, su honradez, ni obtener el compromiso efectivo de otros para sostener una campaña? Si el candidato no es competente para convencer, organizarse y obtener recursos para su campaña, ¿Merecería ser electo? ¿Haría bien su papel como presidente municipal por ejemplo? Yo creo que no. Candidato que no convenza, candidato que no podría obtener fondos para su campaña.

Si ya durante el proceso electoral el candidato no es capaz de registrar los donativos y llevar bien sus cuentas para que después de la elección, con transparencia, superar una auditoría y sean reembolsados los gastos a los donantes ¿Merecería ser electo? Yo creo que no. Debería ser requisito superar la auditoria de los gastos de campaña para entregar una constancia de mayoría. Gasto no comprobado, gasto no reembolsado, irregularidad detectada, acta no entregada.

¿Qué habría una competencia inequitativa con los candidatos de los partidos políticos porque estos ya cuentan con una “maquinaria” electoral? Para superar este escollo bastaría con sujetar a todos los candidatos a las mismas reglas, sin embargo tienen razón quienes piensan que no será nada sencillo para un candidato independiente remar contra la corriente. Pero eso será siempre preferible a la aplastante certeza de que habremos de seguir comiendo los mismos tacos de siempre. Como en las prisiones, donde te ofrecerán siempre el mismo pan duro, siempre el mismo estofado mal oliente y agusanado.

Instrumentar las candidaturas independientes no será tarea fácil. Para lograrlo se tiene que promover con firmeza el cambio basados en un modelo sencillo que permita refutar uno a uno los argumentos en contra. De otra forma la pregunta perpetua de nuestro carcelero será ¿Qué va a comer hoy el Señor? ¿Tacos o tacos?

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
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