domingo, 27 de noviembre de 2011

2012


Todos somos intérpretes de la gran orquesta sinfónica que dirige magistralmente la madre naturaleza.

Todos tendríamos que aportar un sonido, de ritmo, intensidad, timbre y tono distinto para sumarnos a la expresión más pura de la armonía creadora que nos hace sentir y experimentar la vida.

Ingresar, superarse hasta quizás llegar a ser el primer violín o el solista, disfrutando al ejecutar, vibrando de emoción al escuchar el resultado y a la espera del aplauso final que marcará el inicio de otro ciclo de estudio y práctica de la nueva partitura que nos llevará más adelante en la ruta interminable hacia la excelencia. Tal es el devenir y el reto de la existencia.

Todo en el universo se comporta de acuerdo a ciclos que inexorablemente han de cumplirse, nada es ajeno, aun aquello que en la coyuntura de nuestra breve existencia parece inmutable en realidad no lo es.

La humanidad lo ha hecho en innumerables ocasiones. Las evidencias son en algunos casos apenas enigmáticos vestigios y en otros, culturas y civilizaciones que eventualmente fueron consideradas tan solo mitos y hoy son hechos comprobados por la arqueología, dejaron muestra de su grandeza en ciudades y monumentos como Teotihuacán, El Tajín, Chichén Itzá, Tulum en México, las pirámides de Egipto, Machu Picchu en el Perú y muchas otras; y también un cúmulo de información no escrita en un CD, que es una tecnología pasajera, si no en piedra que dura un poquito más...

Los mayas, particularmente, nos legaron entre otras muchas cosas, un calendario extraordinariamente exacto muy superior al que actualmente está en uso -que insulta a la actual soberbia para quien todo lo antiguo es primitivo- donde plasmaron los ciclos que percibían para la humanidad. El último día de ese calendario es el 21 de diciembre del año 2012.

La proximidad de esa fecha y otros hechos han dado lugar a un sinfín de especulaciones  simplemente porque encontraron tierra fértil en una sociedad desesperanzada y culpable por las calamidades que enfrenta.

¿Qué iniciará un nuevo ciclo? Sí, de acuerdo a la visión maya. Pero la realidad es que no hay motivo alguno para temer nada. La humanidad, después de aprender sufriendo como lo hemos hecho a lo largo los último cientos de años, iniciará la etapa de estudio y práctica de una nueva partitura que puede conducirla a un futuro promisorio pleno de realizaciones.

Es momento, siempre lo ha sido, de recuperar los equilibrios perdidos.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

martes, 22 de noviembre de 2011

A la vuelta de la esquina...


El pasado fin de semana fue realmente excepcional. En las cercanías de Tlaxco, Tlaxcala, en un hermoso valle flanqueado por los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl y una agreste serranía se ubica el antiguo rancho productor de pulque Toltecapa, fundando en el año de 1857. Ahí disfruté el fin de semana pasado de la cercanía de los afectos más cercanos en un paraíso alejado de todo y de todos hasta las 12:29 a.m. del domingo 20 de noviembre cuando recibí una inesperada llamada por el celular. -¿Hola? Sí, a  tus órdenes... Era un buen amigo que apresurado preguntó -¿Sentiste el temblor, escuchaste la explosión? -¿Temblor, explosión? No para nada ¿Qué pasó? –Pues nada que Don Goyo hizo erupción.

Volteé apresurado en dirección al Popocatépeetl y efectivamente se veían los restos de una gran fumarola. Retomé entonces la conversación procurando cambiar de tema como queriendo olvidar, no tanto el asunto de la erupción en sí, sino que a no muchos kilómetros hay una realidad distinta que la llamada me recordó.

México está a punto de enfrentarse a una tormenta perfecta y pocos parecen estar conscientes. El resto entretenidos, discutimos sobre el nuevo técnico del américa; del por qué si AMLO y no Ebrard; que si Cocoa debió exigir voto x voto, casilla por casilla; que si el “Buen fin” tuvo buenas ofertas o fue puro cuento… En fin, entretenidos en todo menos en preparar -azules, amarillos, tricolores, descoloridos, sin color, ricos y pobres, todos tomados de la mano- el barco para lo que se viene…

Dicen que la mesa del desarrollo sustentable tiene tres patas: El desarrollo económico, el desarrollo social y naturalmente la cuestión ecológica. Tres componentes que deben estar debidamente equilibrados de forma tal que una canica colocada sobre la superficie no ruede. Otro enfoque, la Trilogía Intuitiva, postula que en  cualquier organización tiene que cuidar tres aspectos: la gobernabilidad, la producción y la creación, y finalmente los temas referidos a la protección y la seguridad; representados en el caso de un país por el poder ejecutivo, los empresarios y la fuerza laboral, y finalmente por todas aquellas instituciones creadas con el propósito de brindar servicios de seguridad, salud, procuración e impartición de justicia, etc…

No relataré ejemplos específicos ya de sobra conocidos; el hecho es que la canica por más que queramos se cae de la mesa pues las patas están unas más cortas que otras, o de plano se están fracturando como son los casos de la gobernabilidad que ya no puede garantizarse, ni el crecimiento de las economías que están en picada y mucho menos aún proveer la necesaria protección y la seguridad de los ciudadanos y las instituciones. La cosa está realmente de la chifusca pero no piense que únicamente estoy hablando de México, me refiero a ¡todo el mundo!

Me encantaría que el mundo modificara su actitud pero si eso es muy difícil, nosotros, los mexicanos, deberíamos dejar las diferencias a un lado, desarrollar una visión de futuro y ponernos a trabajar no sin antes avituallar el barco, cerrar las escotillas, arriar el velamen, por qué la tormenta y el riesgo de naufragio no está en el futuro, está a la vuelta de la esquina.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mirando lejos...


“Vivo en un México que hace ya muchos años, consolidó la educación y el respeto a la diversidad, como las principales palancas del desarrollo nacional, tanto de la calidad de vida de sus habitantes, como de la efectividad y transparencia de sus instituciones, que hoy son el ejemplo a seguir para la comunidad internacional...”      

Durante la ceremonia fúnebre en honor del licenciado Francisco Blake, el presidente Felipe Calderón lo recordó como un hombre que “nunca cayó en la vociferación, ni en el encono, tampoco buscó declaraciones llamativas, ni su afán fue “ganar la primera plana” de los periódicos”.

Lo que es justo el comportamiento que esperamos ver en quienes ostentan el poder, para que florezca el páramo de la desesperanza donde el país se encuentra.

Muchos conocemos como único lenguaje la diatriba. Quien vocifera y denigra, quien acusa sin más fundamento que su resentimiento o gobierna desde la soberbia, desconoce que la firmeza en las convicciones no excluye la mesura, ni la diversidad de las ideas, ni la apertura, ni el respeto al oponente o al caído para consensuar las medidas que el pueblo de México necesita para su desarrollo.

Existen un poco más de 113 millones de percepciones distintas de la realidad mexicana. Cada una de ellas representativa de la experiencia, los sentimientos, la cultura y los paradigmas individuales. Cada una de ellas actualizándose permanentemente y en general luchando por imponerse sobre las demás, no obstante, cada una merecedora no de tolerancia, sino del respeto que no juzga.

Conciliarlas es imposible pues para ello habría que reconstruir una historia que ya está profundamente enraizada en la mente de cada uno de nosotros y que, en muchos casos, es la fuente del miedo, la desesperanza, del resentimiento, de la radicalización y los fundamentalismos que se expresan en la violencia, la diatriba, el encono, la descalificación y los agravios que vivimos cotidianamente.  

Lo que no es un hecho es el futuro, sobre el cuál es perfectamente posible construir una visión independientemente de las circunstancias y la situación actual. Una visión de futuro ideal que al alejarnos en el tiempo igualmente nos distanciará de todo lo que hoy nos separa. Definitivamente no intentemos conciliar lo que ya es imposible. Y sí, emprendamos el reto de imaginar, de soñar, de visionar el futuro del México anhelado.

La visión una vez establecida y perfeccionada, sería el primer paso en un camino que, sin estar exento de dificultades, nos conducirá hacia un futuro promisorio sumando voluntades, induciendo las estrategias, las líneas de acción, las leyes y las instituciones más adecuadas para el país.

El primer párrafo de esta reflexión podría formar parte de la visión a que me refiero.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 6 de noviembre de 2011

¡Es el colmo!


El cierre del 2011 es realmente alentador. Todo lo que de una forma u otra desde hace ya algunos años se anticipó en esta columna respecto a la recesión mundial del 2008, las crisis que enfrentan actualmente las grandes economías, la avidez de las naciones desarrolladas por los energéticos, el factor China, el impacto climático, el efecto del narcotráfico en nuestra vida cotidiana, el fundamentalismo religioso y político, la hambruna, los estallidos sociales, el movimiento de los indignados, la coerción de las libertades civiles,  la violación de la soberanía de los estados, la influencia de las redes sociales; se ha cumplido con un razonable margen de error.

Y dirá usted, con todo el derecho e indignación, ¡Es el colmo de lo absurdo que pueda considerar a esas calamidades como alentadoras!

Apelando al último verso de la poesía “Las dos linternas” de Ramón de Campoamor (1817-1901) que dice: «Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni es mentira todo es según el color del cristal con que se mira» le pido que no abandone la lectura y conozca mi punto de vista.

La recesióndel 2008 y el riesgo de colapso actual de las economías, sumado a los estallidos sociales, el número creciente de gobiernos de izquierda  y la indignación manifiesta en muchos países del mundo son hechos que aun los más renuentes han tenido que aceptar como evidencia indiscutible del agotamiento del sistema impuesto a partir del término de la 2ª Guerra Mundial. De ahí que algunos de los países poderosos ya se han manifestado a favor de implantar un nuevo orden económico mundial más justo y equitativo.

La motivación principal de los que disfrutan la riqueza del mundo es el temor a perder su apego al poder político y/o económico. Esos oscuros personajes -léase explotadores y pillos de cualquier ralea y escala de operaciones- que antes actuaban con la valentía de la soberbia, ahora están verdaderamente conscientes del peligro inminente que corren y tienen mucho miedo a perder su hegemonía.

Evidencia de esto es la promoción que unos hacen de leyes, con el pretexto del combate al terrorismo y al narcotráfico, que restringen las garantías constitucionales y los derechos políticos de los ciudadanos para evitar que escapen a su control; y otros de acciones en las que renuncian voluntariamente a parte de sus fortunas en favor de las clases más necesitadas 

Por su parte, un número creciente de ciudadanos de todos los países del orbe, son ahora conscientes de que el estado actual de las cosas permanecerá si no se llevan a cabo acciones para promover el cambio a escala global.

Lo que hasta hace unos pocos años era inconcebible, la protesta global a un mismo tiempo, hoy es una realidad utilizando los medios de comunicación y coordinación que provee la Internet. Baste como ejemplo las  manifestaciones que el pasado 15 de octubre se llevaron a cabo en todo el mundo.

En síntesis, las calamidades actuales han servido para ordenar el desalojo de las campanas de cristal donde por muchos años, los pertenecientes a la clase media y los que detentan el poder, disfrutamos de una zona de confort. Todos, tirios y troyanos, saldrán obligados por las circunstancias pero eso sí, con una pastilla de “ubicatex” en el estómago y nueva conciencia en el equipaje.

¿Cuál será el nuevo orden mundial? No atino a concebirlo. Con toda seguridad no será el mundo ideal que románticamente he soñado, pero tampoco el mundo de hoy plagado de soberbia, avaricia, excesos y atrocidades de todo tipo. ¿Será el parto sin dolor? Difícilmente pues el sistema actual se defenderá hasta el último momento.

Sin embargo, es un hecho, la calma chicha de antaño se tornó en vientos del cambio justamente por las calamidades que sufrimos hoy y esto es muy, muy alentador.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm