sábado, 24 de diciembre de 2011

Con mis mejores deseos...


Si algo me ha enseñado la vida es que las 12 uvas esas, las de los buenos propósitos de cada inicio de año, como que no tienen mucho sentido. Será porque nos hacen desarrollar planes para cumplir con las buenas intenciones. Pensando en que en cuanto tengamos… en cuanto lleguemos a la meta… o en cuanto no sé qué, alcanzaremos la felicidad.

Tanto tiempo se invierte en eso, en lo que a lo mejor viene, o a lo mejor será, que olvidamos la felicidad que está al alcance de la mano.

Lo único que existe, es lo que está aquí, ahora; y solo aquí y ahora es donde podemos sentir, experimentar y disfrutar la vida con plenitud pues mañana, ustedes saben, ¡Uno propone y Dios dispone!

De nada sirve realizar un esfuerzo extraordinario y meticuloso haciendo planes y programas si, la verdad sea dicha, solo podemos responder, si acaso, por lo nuestro, de lo demás, de lo que depende de otros o de la naturaleza, nunca.

Siendo así, tener la certeza de lograr en el futuro aquello que pensamos que pudiera darnos la felicidad es imposible. De ahí que en el camino surja el miedo de no alcanzar lo inalcanzable, el miedo de la incertidumbre y de la inseguridad. El miedo, padre del sufrimiento y la angustia.

¿Sufrimiento y angustia en el camino a la felicidad? ¿Eso es lo que deseamos? ¡No! Construyamos hoy una visión de futuro, la casa de nuestros sueños, la realización anhelada pero no esperemos ser felices hasta lograrlo. Seamos felices todos los días acometiendo con pasión y entrega la labor de pegar el más humilde de los ladrillos.

Sean felices hoy, vivan hoy, disfruten hoy. Todos los amaneceres son hermosos así que no hay porqué despertar unos días enojados y otros contentos. Si tienen una pareja disfrútenla, si tienen una familia ámense, si se tienen así mismos sean conscientes del milagro que son, eso es lo verdaderamente importante… todo lo demás es descartable. Fuera de eso, de lo importante, no consideraría nada.

Recuerdo circunstancias que he considerado muy difíciles. Ahora sé que ha sido porque estuve apegado a un sueño y al tratar de alcanzar lo inalcanzable me acometió el miedo de la incertidumbre, del fracaso, de la muerte. Pero al cabo del tiempo todo se ha resuelto. Si, al final del día todo se resuelve.

Finalmente les deseo que disfruten mucho con su familia la navidad, el año nuevo, ¡todos los días! y… que no piensen tanto en las uvas y en los buenos deseos.

Piensen y hagan lo que pueden hacer hoy, en el beso omitido; en el abrazo rehusado; en el cariño y en la mirada hacia el ser amado, a los amigos o hacia quien sea… que niegan y se niegan hoy.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Fiesta de Navidad


En muy pocos lugares se disfrutan hoy noches como aquella. Bajo miríadas de estrellas, testigos de excepción, uno tras otro, ensimismados en nuestros pensamientos; si acaso distraídos por el crujir de las monturas o el susurro de la arena al deslizarse bajo las patas de las nobles bestias; participábamos de una maravillosa aventura impulsados por las viejas profecías que parecían cumplirse.

Algo era seguro. No era obra de la casualidad que originarios de tierras tan distantes, nuestra guía y nuestra intención fueran las mismas… ¡Hace miles de años de esa noche! Tantos que hoy solo me quedan como recuerdos la emoción y  la nostalgia.

Y henos aquí… juntos los tres nuevamente, acudiendo a un llamado semejante pero en circunstancias muy pero muy distintas…

“¡Su atención por favor señores pasajeros! Iniciamos el abordaje del vuelo 2112 con destino a la ciudad de Cancún, México. Los pasajeros viajando con niños, en primera clase o miembros del programa “Brigth Star” favor de iniciar el abordaje…”

Y así lo hicimos. Vestidos a la usanza nunca imaginada en la época de nuestro primer encuentro. Añorando la libertad del desierto pero también, ¿por qué no decirlo? agradecido el paladar por la copa de champagne, y la espalda, por los mullidos asientos de la exclusiva sección donde  viajábamos.

El vuelo, como casi todo en este tiempo, concluyó en un santiamén y pronto nos vimos  cómodamente instalados en un vehículo con rumbo a una hermosa hacienda, balcón privilegiado para disfrutar y ver las festividades del solsticio de invierno que se celebrarían hoy por la noche en la muy bien conservada, pirámide de Chichen Itzá.

Muchas caras conocidas encontramos al llegar, para fortuna de Baltasar, justo a tiempo para la comida… entre otros, el gordito aquél de la barba blanca, Santa Claus, con quien emprendimos años atrás un “joint venture” para salvar la Navidad –así dicen ahora cuando se juntan para hacer negocio-; más allá Catáfito discreto como siempre, brindaba con Meshico, un personaje que se ha mantenido tras las bambalinas, poco conocido, pero de cuyo nombre deriva el que ahora ocupan para denominar estas tierras; la siempre elegante y bella María Magdalena departiendo alegremente con ¿Quetzalcóatl? No perdón con Inti, Tonatiuh, Atón, Ra, o como quiera que se haga llamar ahora. Solo faltaban nuestro anfitrión y ahora sí, Quetzalcóatl, quienes atendían los detalles que nunca faltan en la organización de los grandes eventos. Y el de esta noche ¡vaya que si lo sería!

Casi al finalizar la comida se escuchó el típico “clinc, clinc” pidiendo un momento de atención a las palabras de nuestro queridísimo anfitrión que ya se encontraba  en el salón. Excelentísimo orador, me hizo recordar el famoso sermón de la montaña cuando su voz profunda y clara resonó en mis oídos e hizo vibrar mí alma.

“Mis bien amados amigos, hoy por la noche, como nunca antes, se reunirán los pensamientos de amor y reconciliación de miles de millones de seres humanos. Ellos esperan que suceda el parte aguas hacia un estado de conciencia superior en el camino de la felicidad.

Y en verdad os digo que así le será concedido a quién, aún en la adversidad, pintó de amor sus labios.

Pero también celebraremos mi cumpleaños. Sí, escucharon bien. Hoy también es el aniversario del día de mí nacimiento, cuando los bienaventurados María y José recibieron en el humilde pesebre a Melchor, Gaspar y Baltasar aquí presentes.

Mi aniversario no es el día 24 como todos han creído hasta ahora y la explicación es muy sencilla. Casi nada es perfecto y el calendario gregoriano actualmente en uso, menos. ¡Se equivocaron por tres días!

Por eso prefiero el de nuestros amigos Mayas, es un poquitín más exacto…

Mil gracias por estar aquí.”

Para finalizar les invito a leer los textos que he redactado a propósito de la Navidad:

Pinta de Amor tus labios
Los regalos de Papá Noel


Con mis mejores deseos en esta Navidad,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 18 de diciembre de 2011

La guardarraya H.R. 3401


-Señor, ya hablé con el dueño del rancho vecino y no me hacen caso. Su ganado está lleno de garrapatas, no repara las cercas y emplea a peones muy poco cuidadosos que hacen fuego para calentar el lonche y ya van dos veces que tenemos que correr para apagarlos. Patrón, se acerca la temporada de calor, se va a enfermar nuestro ganado y se incendiarán los pastizales si no construimos guardarrayas…

El hacendado meditó en silencio unos momentos y decidió poner orden en el rancho vecino. Pensó que podría enviar de inmediato a sus “muchachos” para que arreglaran las cosas pero no, de seguro lo acusarían de violar la propiedad privada del inepto ranchero así que mejor lo haría dentro de la ley. Pero como no había una, decidió promover la iniciativa H.R. 3401. Una ley justo a su medida que se llamará la “Ley para una Mayor Seguridad Fronteriza” (“the Enhanced Border Security Act”) cosa que ya se veía venir.

En el 2007 esta columna afirmó, “El narcotráfico genera increíbles flujos de efectivo requeridos para financiar los movimientos guerrilleros y terroristas del mundo a quienes compra protección y financia. El daño colateral es la corrupción, la inseguridad en nuestras ciudades, nuestros policías y soldados muertos en una lucha que no podemos ganar, que difícilmente nadie podrá ganar...

Tres años después, que “el terrorismo internacional está interesado en promover el narcotráfico hacia los Estados Unidos para utilizar las rutas controladas por los cárteles mexicanos de la droga en eventuales ataques terroristas, así como para debilitarlo enviciando a su juventud” y que “los EEUU necesitan controlar a nuestro país para extender su frontera virtualmente y establecer una zona de amortiguamiento –guardarraya- para protegerse del terrorismo”. 

Esto último está por convertirse en una realidad si se aprueba la iniciativa H.R. 3401.

La iniciativa se fundamenta en el fracaso de la iniciativa Mérida dada la expansión geográfica de las operaciones de los cárteles mexicanos en la unión americana, el cometimiento de otros ilícitos como el tráfico y secuestro de personas, de combustibles, de armas, etcétera; el impresionante volumen de sus utilidades, el impacto que debilita al estado mexicano, la búsqueda del control político así como su presunta vinculación con el terrorismo islámico.

De aprobarse, la Ley ordenará al gobierno americano elaborar un diagnóstico y definir las acciones en el marco de una estrategia coordinada y dirigida a combatir dentro de los EEUU, en la frontera y en México; a la “insurgencia terrorista” para proteger a los estadounidenses de las amenazas externas.

La meta final la alcanzarían a través de potenciar en nuestro país a un gobierno amable, competente, que opera dentro de las leyes y reglamentos internacionales capaz de garantizar su seguridad de las amenazas internas, aumentando su capacidad para reducir la violencia, disminuir la corrupción, mejorar la cooperación entre militares y policías, estabilizar las comunidades y fortalecer el funcionamiento de las instituciones.

En pocas palabras, los promotores de la H.R 3401 pretenden, dado que no hemos sido capaces de proteger su frontera, hacer una guardarraya y administrar el rancho por nosotros. Primero la Ley Patriota y después esto. 

Nos restaría tener un poco de dignidad y ¡A votar jóvenes!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 10 de diciembre de 2011

Las próximas elecciones...


Recuerdo muy bien cuando en las elecciones federales del año 2000 escuchaba azorado, las noticias dando la noticia del fracaso del PRI y el triunfo, no del PAN, sino de la terquedad del “¡hoy!, ¡hoy!, ¡hoy!”, de las tepocatas, víboras prietas y demás alimañas de un Vicente Fox que tocó la esperanza de cambio de la mayoría de los electores.

Ya presidente en marzo del 2001, le envié una carta expresando las preocupaciones de aquellos días, que concluía con una pregunta ¿Y cómo le vas a hacer? Obvio nunca contestó pero tampoco hizo falta. Después del “Comes y te vas…” y del “¿Y yo por qué? me quedó más que claro que Chente podría ser buen gerente, pero de estadista ¡Nada!

Seis años después, en las elecciones del 2006, Roberto Madrazo Pintado el abanderado de un PRI que aún no asimilaba la derrota anterior se fue al fondo del marcador; el PRD con un López Obrador que pecó de confiado perdió la oportunidad y ahora sí, el PAN, se alzó muy apenitas con un triunfo muy, pero muy cuestionado que sumió al país en un conflicto post electoral sin precedentes que por cierto, ahora se me hace parecido al de Manny Pacquiao en las Vegas que hizo de Juan Manuel Márquez otro campeón “legítimo”.

Después de que el presidente Felipe Calderón asumió la presidencia en circunstancias vergonzosas, en febrero del 2007, comenté que tenía que abonar lo antes posible el saldo vencido que dejó su antecesor y en marzo de ese mismo año, que tendría también que atender sin demora, sin espantar con el petate del muerto a nadie, el tema de la corrupción. Obvio, Felipe como Chente, tampoco contestó ocupado como ha estado en librar, cómo quiera que se llame, la ¿guerra, lucha? contra la delincuencia organizada.

Pero tampoco hizo falta que contestara, pues rápidamente se vio que en los hechos hizo suya aquella famosa frase de Carlos Salinas de Gortari “ni los veo, ni los oigo” cuando se le pedía una estrategia que atendiera las causas y no solo los síntomas de la enfermedad endémica que padece a nación: la corrupción.

El hecho es que hoy se sustituyó el Año de Hidalgo por algo peor ¡el Sexenio de Hidalgo! Y que más allá de la ¿lucha, guerra? en contra de los cárteles del narcotráfico con sus centenas de miles de deudos –sí, dije deudos-, ahora también tenemos afianzados los cárteles de cuello blanco que proliferan en el aparato gubernamental y en la industria paraestatal de los cuáles solo en los últimos meses hemos visto algunos en capilla. Cosa curiosa, justamente en tiempos electorales.

“Haiga sido como haiga sido” dentro de unos cuantos meses tendremos una nueva oportunidad de cumplir con el compromiso mínimo del ciudadano con la Patria: acudir a las urnas y votar para decidir cuál de los candidatos será el presidente durante los próximos seis años.

¿Qué hacer en el ínterin? Considerando que Usted tiene el derecho a construir su verdad: escuche, aléjese de posturas radicales, de los resentimientos, sea lo más objetivo posible y ese meritito día olvide las tepocatas, los “comes y te vas”, el “ni los veo, ni los oigo”, el “haiga sido como haiga sido”, el “¿y yo por qué?” y si después de todo ninguno le convence, pues ¡eso escriba en la boleta!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 3 de diciembre de 2011

Tiempo


Al descender por la escalerilla del avión me capturó el escenario. Los últimos rayos del sol, a punto de desaparecer tras la línea del horizonte, nos bañaban a través de un cielo transparente, límpido, brindando un maravilloso espectáculo de color que del rojo intenso, transitaba al azul profundo de la noche que cobijaba, en lo alto, en la negrura, a un brillante planeta intenso y solitario. 

¡Vaya combinación! Un atardecer simultáneo a la noche profunda y a una brisa sutil, fresca, delicada...
           
Pero ¿Qué creen? Ni uno de los que caminaban junto a mí se dio cuenta de lo que la madre naturaleza nos brindaba en aquel mágico momento. Algunos, si acaso, atinaban a obsequiar un adiós apresurado a sus casuales compañeros de viaje antes de encaminar sus pasos apresuradamente rumbo a la salida.

Tal vez pensando en esforzarse aún más para cumplir las metas de otro, o en los fantasmas que amenazan sus apegos, o en la batalla cotidiana por un pequeñito espacio vital. Tal vez sufriendo por sus temores… ciertamente todos, bailando torpes al ritmo de orquestas desafinadas conducidas por otros que también intentan interpretar lo de alguien más.

Hoy el mundo, nuestro querido Meshico, todos, vivimos un frenesí doloroso que se incrementa minuto a minuto. Un ímpetu, que agota el tiempo para amar, para crear, sentir y experimentar la vida; que enarbola como bandera a una caricatura de libertad para unos pintada de deudas, compromisos y frivolidades; de fundamentalismos y paradigmas impuestos; para otros pintada de hambre y desesperanza, como candados de la celda donde mantenemos prisionero al espíritu.

Y así el tiempo, como el agua entre las manos, se escurre al mismo ritmo apresurado sin detenerse a tomar siquiera respiro pues se preguntará…

¿Para qué?

Moderemos el paso a nuestro ritmo. Desconectemos el reloj que por corazón portamos. Permitamos que el tiempo se detenga para disfrutar los regalos que la madre naturaleza nos obsequia; para invertirlo en la necesaria reflexión, imaginar un futuro promisorio y tomar mejores decisiones como hijos, como padres, como mexicanos y ciudadanos del mundo.

“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños” dijo alguna vez Anna Eleanor Roosevelt (1884-1962) y tuvo toda la razón.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm