domingo, 29 de abril de 2012

¡CORRUPTOS!


El fin, conservar el poder. El medio, la promoción y tolerancia de la corrupción. No es casualidad que esa calamidad sea “la” gran constante en la historia de México. Es el medio idóneo para aceitar la maquinaria y proveer al pueblo no solo como se ha dicho, de pan y circo, también de una chispa de esperanza para quiénes buscan un trato preferencial en la sociedad y comodidades con el mínimo esfuerzo.

Veamos, en los sorteos multimillonarios se necesita comprar boleto para participar de la esperanza de salir de pobres. En el proceso de la corrupción, el participante siendo servil, dejándose sobornar, pervertir y enviciar, compra boleto todos los días para mantener la esperanza de sacarse los “millones” primero en un encargo sin importancia, para tal vez, algún día, participar del círculo del poder, pero eso sí… después de impartir codazos y aplicar toda suerte de malas mañas pues, como bien se sabe, quienes han llegado antes, difícilmente compartirán con quien no posea apellidos de gran prosapia; de aquellos que se han escuchado desde los tiempos de María Conesa.

Y habrá a quien la política no interese. Pero indudablemente si, pagar el módico 10 por ciento por un contratito por aquí y otro contratote por allá; hasta que, ya con fortuna suficiente, se haga merecedor al honor de que le pasen la charola para hacer el “donativo” que engrosará el río de los recursos de la corrupción para la campaña del candidato en turno…

Pero los recursos de la corrupción no solo empobrecen las arcas del erario al incrementar los costos de la obra pública y las adquisiciones del gobierno federal. También provienen de las grandes empresas trasnacionales, empeñadas en expandir sus negocios e incrementar sus utilidades. Empresas que hacen uso del cohecho donde quiera que haya mafias corruptas, de las que en México sobran. Tal es el caso de Wall-Mart que a más de uno tendrá nervioso y muchos otros de triste memoria que han quedado cubiertos con el manto de la impunidad.

Lamentablemente el daño que los corruptos causan al país es impresionante. El pasado 26 de abril, en su edición electrónica, el diario “El Economista” citando cifras del Banco Mundial, estima que la corrupción ha ocasionado pérdidas del orden del ¡9 por ciento del Producto Interno Bruto! porcentaje nada sorprendente si consideramos que es un secreto a voces el 10 por ciento que se ha de pagar por recibir un pedido o un contrato. ¿A cuanto equivale ese porcentaje? Sin considerar la inversión en Pemex, a un poco más de la mitad del gasto programable del gobierno.

Muchos problemas podrían resolverse al cortar de tajo con las prácticas corruptas que hacen del país uno cada vez más pobre y sometido a intereses ajenos. ¿Qué cómo podría lograrse?

Es momento de los sueños guajiros que tanto me gustan: a) Con un liderazgo provisto de voluntad férrea que promueva a la honestidad con el ejemplo; y como el valor a privilegiar y reconocer por su gobierno; b) Instrumentando estrategias que no pretendan tal como, muy a la conveniencia de los corruptos, lo propone el Banco Mundial: combatir por igual al corrupto que pide 10 pesos para “el refresco”, que al que trafica con influencias y hace sus tratos “de negocio” en las Vegas o en Montecarlo.

Eso está visto que solo funciona para hacer publicidad (circo), meter a la cárcel a alguno que otro, de preferencia enemigo político- que al rato sale libre con un usted disculpe dado en lo oscurito.

También es imperativo dejar de lado los sentimientos de victimización que nos provoca la corrupción. En cambio hay que otorgar nuestro voto a quien a nuestro juicio mejor corresponda al perfil del líder que necesita el País y si gana, cambiar el grito de “no nos falles” por otro que diga “en que te ayudo”

Hoy quienes detentan el poder se niegan a abandonarlo por dos razones: por apego al poder mismo y por miedo a que salga a flote la corrupción que ya no puede ocultarse.

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 22 de abril de 2012

El eslabón más débil...


Primera historia.- Arrollada en un tambor, la reluciente cadena presumía de fuertes eslabones capaces de soportar la carga más pesada. Sin dudarlo, era la favorita para ganar el gran premio mundial de cadenas que se celebraba anualmente ¿Dónde?... en el pueblo de las cadenas.

Su rival no parecía tener la menor oportunidad de vencer. De menor calibre, la herrumbre que mostraba el acero de sus anillas auguraba una derrota estrepitosa. Sin embargo por alguna razón desconocida, estaba ahí, compitiendo en la final.

Y así inició la competencia. Gradualmente los jueces incrementaron el peso hasta que se escuchó el estruendoso golpe contra el piso de la carga que soportaba la cadena favorita. El escándalo fue mayúsculo, el público no podía creerlo, pero la evidencia era contundente; a la vista de todos, un eslabón inerte colgaba roto. La autopsia reveló la causa, la anilla lucía igual que el resto pero corroída por dentro y simplemente reventó.

Bien dice la sabiduría popular “la cadena es tan resistente como lo es el más débil de sus eslabones

Segunda historia.- Periodistas de todas las latitudes, con cámaras y micrófonos en ristre, rodeaban a los tres muchachos que habían realizado una increíble proeza de supervivencia. Los periodistas buscaban la respuesta al cómo lo habían logrado, he aquí las respuestas.

Nicolás comentó que su papel había sido leer las estrellas y fijar el rumbo a seguir. “Entonces, sin usted todos estarían muertos dijo uno de los periodistas, ¡Viva el capitán Nicolás! Quien les atajó de inmediato “No señores, ¿De qué me habría servido conocer a dónde sin contar con su apoyo?”

Por su parte Alejandro relató cómo su espada venció a los muchos depredadores que les acecharon a lo largo del camino. “Entonces, sin usted todos estarían muertos dijo otro de los periodistas, ¡Viva el general Alejandro!” Pero este doblando la rodilla e hincando la espada en el suelo dijo “No señores, se equivocan, sin ellos jamás habría superado la prueba”.

En otro grupo Leonardo atendía los mismos cuestionamientos y explicaba que él había aportado sus conocimientos para sortear los abismos construyendo escalas y puentes que encontraban en cada trecho del camino. “Entonces sin usted estarían todos muertos dijo uno de los periodistas, ¡Viva el gran Leonardo!” Sin embargo, él bajó su cabeza avergonzado por el honor inmerecido al tiempo que dijo: “¿De qué habrían servido los puentes en el lugar equivocado?

Pudo haber sido Nicolás el líder, pero sin humildad, las habilidades y la fuerza de voluntad de todos jamás habrían superado la prueba. Su recompensa fue la vida que se les dio a todos por igual.

Lo mismo es válido para los países y las organizaciones del mundo. Está más que visto que son tan fuertes como el más débil de sus eslabones. Así que han de fortalecer a todos por igual, sin embargo esto será posible si cuentan con la humildad para reconocer que se necesitan mutuamente para enfrentar con la fuerza de voluntad los retos.

Todos nos necesitamos; trabajadores, campesinos, patrones, banqueros, niños, adultos, ancianos, mujeres, hombres, maestros… todos… ¡Vamos, hasta políticos!

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 15 de abril de 2012

Paseo de perros...


Por favor que el título no le confunda. Este relato no se parece en nada a la trama de la película “Tarde de perros” que fue toda una tragedia. La de hoy es una historia distinta, la de un auténtico paseo, de perros de cuatro patas, a lo largo del hermoso malecón del puerto de Coatzacoalcos que para mí, empezó justo a las 07:00 am del domingo pasado con un largo sonido del despertador; con el acostumbrado “buenos días” a mi mascota Pippa a quien el saludo le valdría un cacahuate salvo por el pequeño detalle de que a continuación le sirvo un delicioso desayuno/comida/cena de exquisitas croquetas…

Ya en el punto de reunión hubo de todo, desde los perros ya entraditos en años con mirada de no rompo un plato movían cariñosamente ¿amorosamente? la colita de un lado a otro pero que al mismo tiempo gruñían discretamente al ver pasar a los cachorros muy bien acicalados pero eso sí, después se pudo constatar, con el ladrido a flor de hocico. ¡Ah! y que decir de las perritas que para variar a punto estuvieron de perderse del registro previo al inicio de la caminata.

-Señoras y señores, niños y niñas, 10 minutos para la salida, por favor no olviden que este debe ser un paseo “l i m p i o” así que levanten invariablemente el popó de sus mascotas, eviten las relaciones que atenten contra el pudor y las buenas costumbres y si han de ladrar, que sea a cualquiera otra cosa menos a los otros perros. Esperamos un paseo civilizado, tranquilo y sin incidentes. Como saben la intensidad del aplauso del público será lo que decida a la mascota ganadora.

Y con esas advertencias iniciamos. Al principio todo ocurrió tal como estaba previsto. Los dueños mantuvieron bajo control a sus mascotas que con la mirada al frente no se dignaban a ver a sus rivales, ¡mucho menos a ladrar nada que pudiera ofenderlos! Cuando el popó necesariamente apareció, los propietarios de inmediato procedían con comedimiento a la operación limpieza y ahí no había pasado  nada… Ese fue el único momento de gloria para los organizadores quiénes anticipaban un final feliz, lamentablemente, poco les duró el gusto.

El paseo simplemente se les fue de las manos. No faltó quien olvidara las bolsitas donde depositar el popó y otro que se ensuciara con él los zapatos. Esa fue la señal para que en breves minutos el camino pareciera un campo minado; se sucedieran las denuncias en la mesa de los organizadores y después los airados reclamos entre los participantes. Los eventuales ladridos subieron de tono hasta que los perritos y perritas mostrando los colmillos, se dieron gusto gruñendo y repartiendo tarascadas. Todos perdieron la figura…

Sin embargo tuvimos una mascota ganadora pues el reglamento prohibía declarar desierto el primer lugar y así; arañada, mordisqueada y maloliente por el popó que no pudo sortear, una tambaleante mascota subió entre abucheos de la inmensa mayoría y los aplausos de un pequeño grupo de seguidores que bastaron para darle el triunfo y hacerse de la presea.

¿Absurdo verdad? Pues justo eso es lo que está ocurriendo en la campaña electoral. Tenemos tres candidatos de los cuales uno será necesariamente el próximo presidente así sea con un solo voto; en la contienda el tono se eleva cada vez más; y las campañas negras que se quisieron evitar, ahora adoptan otras formas.

Unas francamente burdas como la descalificación, insultos, agravios, verdades a medias y mentiras descaradas que invaden las redes sociales; otras más sofisticadas, como telenovelas; videos en Internet; o encuestas que buscan imponer las tendencias antes que el contraste de las ideas y el cómo los candidatos harán realidad sus promesas de campaña.

Campañas que hoy, es un hecho, contrastan únicamente la habilidad de los mercenarios nacionales y extranjeros al mejor postor asesores en las técnicas de la mercadotecnia política.

La lucha por el poder, “haiga sido como haiga sido” ¡Viva México!

Nota: Pido una disculpa a los organizadores del paseo de mascotas que se llevó a cabo el domingo pasado por permitirme la licencia de imaginar un evento del mismo tipo para para desarrollar este artículo. Su evento fue todo un éxito, salvo el detalle del campo minado. ¡Muchas felicidades!

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 7 de abril de 2012

Caminos de Tormes...


-No, no veo como las cosas vayan a cambiar. Dígame ¿Qué hará él distinto de los otros? ¿Recuerda a Cipriano? Aquel que por andar de coscolino y seguir a una muchacha me dejó a media calle y por poco me atropella un coche… ¿Y al tal Ruperto? que me traía desgastando mi bastón buscando el nombre de una calle hasta que me di cuenta que el muy burro no sabía leer…

-Todos son iguales, me conducen por donde se les pega la gana, después de pasar charcos e inmundicias mis zapatos apestan a todo lo que pueda imaginar; me arrastran en medio de multitudes y termino lleno de moretones que no veo, pero sí siento; se aprovechan de mi ceguera para robar todo lo que pueden. Y cuando reclamo dicen que merecen eso y más, porque sin ellos no sabría como llegar ni a la esquina de mi casa… No, la verdad no veo como pueda confiar en esa runfla que se hacen llamar lazarillos. Yo ciego y ellos descuidados, irresponsables… ¡pillos buenos para enriquecerse a mis costillas!

-Entiendo, perdida la confianza, ¿Cómo dejarse conducir? Pero ahora será distinto. Su nuevo lazarillo ha estudiado, no le robará, estará satisfecho si le da casa, comida y cuida de él en la enfermedad. ¡Créame amigo ciego! Será el compañero que tanto necesita: discreto, fiel y dispuesto a dar su vida por la suya.

-¿Está seguro que no me engañará, ni me robará, ni me meterá en charcos, ni hará que pise inmundicias y que tampoco me abandonará a mi suerte cuando más lo necesito?

-Así será, podrá confiar plenamente en él, pero no le resolverá la vida. Si lo acepta, su nuevo Lazarillo, sólo le prevendrá de los peligros cuando camine por las calles pero quien tendrá que saber a dónde quiere ir, y cómo, será usted… Tendrá entonces que esforzarse en comunicarse con él como nunca lo ha hecho con los otros lazarillos, pues tome en cuenta que no habla: ladra…

La moraleja de cuento anterior es que el éxito del ciego y el lazarillo dependen de la confianza mutua, de la corresponsabilidad, de la comunicación y de un cambio de actitud respecto al tema del liderazgo pues, si bien es cierto que es al ciego a quien le corresponde, en los hechos lo ejercieron los lazarillos haciendo lo que les vino en gana con todas las consecuencias negativas que se acumularon a lo largo de los años en el hígado del ciego.

Por su parte para el ciego es indispensable recuperar el liderazgo perdido y establecer una posición de confianza desde la cual pueda construir un nuevo pacto con el lazarillo que respete las pautas arriba mencionadas. Sin ellas caerían nuevamente en el círculo vicioso en el que todos pierden. Los dos, ciego y lazarillo, deben dejar de ver la vida en blanco y negro, buenos contra malos, pues viéndola así, aun cuando ganen, pierden. Lo anterior aplica en cualquier tipo de organización.

En el caso México, hasta hoy los lazarillos no han respetado su papel sirviendo a los “ciegos”, por el contrario, se han servido de ellos. Por eso necesitamos realizar un acto de voluntad que el día de las elecciones transforme a México. Parece un sueño imposible, pero… ¿Podemos imaginar el impacto que tendría en los partidos políticos si todos, absolutamente todos, los mexicanos acudiéramos a las urnas?

México sería otro al día siguiente.

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm